El Papa pidió a católicos y ortodoxos sembrar concordia y reconstruir la esperanza
Ante esta situación Francisco les dijo que “nuestra respuesta es el puro fermento del Evangelio que, sin prestarse a las lógicas de la fuerza, hace surgir frutos de vida también de la tierra árida y auroras de esperanza después de las noches del terror”.
Los sufrimientos de ustedes son nuestros sufrimientos, señaló el Santo Padre, quien dijo que por eso se une a ellos en la oración, “invocando el final de los conflictos y la cercanía de Dios a las poblaciones probadas, especialmente a los niños, los enfermos y los ancianos”. De forma particular, el Santo Padre recordó tener en el corazón a los “obispos, sacerdotes, consagrados y fieles, víctimas de secuestros crueles, y a todos los que fueron tomados como rehenes y reducidos a la esclavitud”.
Asimismo el Papa les pidió que sean apoyo para las comunidades cristianas por la intercesión y el ejemplo de muchos mártires y santos nuestros, que han dado valiente testimonio de Cristo”. Ellos “nos revelan el corazón de nuestra fe, que no consiste en un mensaje genérico de paz y de reconciliación, sino en Jesús mismo, crucificado y resucitado”, expresó Francisco.
El Papa recordó que el centro de la vida cristiana, es el misterio de Jesús muerto y resucitado por amor, “punto de referencia también para nuestro camino hacia la plena unidad”, señaló. Mártires y santos de todas las tradiciones eclesiales –agregó– son ya en Cristo una sola cosa y sus nombres están escritos en el único e indivisible martirologio de la Iglesia de Dios. Asimismo, aseguró que “su vida ofrecida en don” nos llama a la comunión, a caminar más rápidamente en el camino hacia la plena unidad.
El tema de reflexión de la 14º reunión de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales fue sobre “aspectos históricos, teológicos y eclesiológicos” de la eucaristía. Sobre el particular el papa Francisco los animó a proseguir con sus reflexiones y se mostró esperanzado de que esta obra pueda indicar “vías preciosas para nuestro recorrido”, facilitando el camino hacia “ese día tan esperado en el que tendremos la gracia de celebrar el Sacrificio del Señor en el mismo altar, como signo de la comunión eclesial plenamente restablecida”.
Francisco concluyó su discurso evocando que así “como en la Iglesia primitiva la sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos, así hoy la sangre de muchos mártires sea semilla de unidad entre los creyentes, signo e instrumento de un futuro en comunión y en paz” e invitó a todos los presentes a rezar juntos, cada uno en su idioma, el Padrenuestro.+
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