La firma de la orden ejecutiva se produjo un día después del aniversario de la sentencia en el caso “Roe contra Wade”, que legalizó el aborto en los Estados Unidos en 1973.
Esta prohibición, que se conoce como “la política de la Ciudad de México” porque se anunció en una conferencia de la ONU celebrada en ese lugar en 1984, determina que las organizaciones no gubernamentales extranjeras no pueden recibir financiamiento de fondos públicos si realizan o promueven el aborto como un método de planificación familiar.
En los años que siguieron, la política de Ciudad de México se ha convertido en un emblema de la postura del nuevo presidente sobre el aborto. Los presidentes entrantes generalmente derogan o reinstauran esta política durante su primera semana en el poder, simbolizando la postura que tomarán sobre temas de aborto durante su mandato.
El presidente Bill Clinton derogó esta política el 22 de enero de 1993. George W. Bush la reinstauró el 22 de enero de 2001. Barack Obama la derogó nuevamente el 23 de enero de 2009, recibiendo críticas del Vaticano.
Según los datos de la Agencia de Cooperación Internacional de Estados Unidos (USAID), el país destina unos 544 millones de dólares en políticas de planificación familiar en el mundo, las que contemplan la promoción del aborto.
El nuevo presidente hizo otras promesas provida durante la campaña, entre ellas nombrar jueces provida para la Corte Suprema; firmar una ley prohibiendo los abortos tardíos; cortar el financiamiento público a la multinacional del aborto Planned Parenthood y redistribuir ese dinero hacia centros de salud comunitarios que no realicen abortos; y hacer una prohibición permanente para que el dinero de los contribuyentes no financie abortos.
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