Mons. Buenanueva explicó qué significa “atreverse a llamar Padre a Dios”
“Atrevernos a llamar así al Padre implica también atrevernos a ser hijos como lo fue Jesús, dejando que su Espíritu nos moldee a su imagen y semejanza: la mente de Cristo en nosotros, sus mismos sentimientos y opciones, y la misma orientación de la vida”, expresó monseñor Buenanueva.
Por ello, para “reconocernos hermanos en la vida de cada día”, el prelado aseguró que debemos “tomar los evangelios y repasarlos con el corazón, una y otra vez”. “Allí, en cada palabra y en la trama de cada relato se nos revela qué significa para Jesús ser Hijo y se nos muestra nuestra propia vocación a la filiación y a la fraternidad”, afirmó.
“Hoy, que vivimos una crisis profunda de los vínculos humanos, atrevernos a llamar Padre a Dios significa animarnos a encarnar también en nuestra vida la misma opción de Jesús: Ser, hasta el final, hijo y hermano. Sin dudas, el que se atreva a vivir así conocerá, como Jesús, la sombra de la cruz. Pero también su fecundidad”, aseveró.
Luego, el obispo explicó que “un mundo que excluye a Dios es un mundo sin Padre y, por eso, sin hermanos”. “Es un mundo injusto, donde pocos tienen mucho y la mayoría, casi nada. Un mundo donde prevalece la prepotencia del más fuerte y la arrogancia de los que tienen en corazón enceguecido por el egoísmo”, indicó.
“Un mundo vacío, triste y sombrío, donde cada persona se resigna a su propia soledad, con el riesgo de ver en el otro, más que a un semejante a quien respetar, a un potencial adversario o enemigo a quien humillar y, llegado el caso, también eliminar”, continuó y aseguró: “Atrevernos a llamar ‘Padre’ a Dios es romper este malhadado círculo de muerte”.
Finalmente, concluyó: “Cada vez que, reunidos en torno al altar, rezamos el padrenuestro, somos desafiados a este atrevimiento según el evangelio ¡Atrevámonos! Allí está la vida verdadera”.+
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