En su carta, el prelado pregunta: “Nosotros, cristianos de la Prelatura de Cafayate, hoy, usted y yo, ¿vivimos atentos a la Palabra de Dios? ¿Frecuentamos su escucha? ¿Le prestamos atención cuando la oímos? ¿Estamos dispuestos a ponerle no sólo oído, sino «corazón», cuando nos habla? ¿Estamos atentos al paso de Jesús? ¿Habrá pasado ya varias veces y no nos habremos dado cuenta? ¿Cuáles son las palabras y las presencias que atraen mi atención?”.
Ser cristiano, asegura monseñor Jiménez, “no es la consecución de un título como mérito de unos conocimientos. Tampoco es un estatus social. Es un encuentro con Jesús de Nazaret, quien nos revela lo que somos: hijos de Dios, en muchas ocasiones extraviados por los caminos de la vida, sin darnos cuenta que Él pasa con frecuencia delante de nosotros ¡buscándonos!”.
En cuanto al tema central que será eje de este año pastoral en la prelatura, el prelado explica: “La vocación no se tiene ni se posee, se recibe y nos posee, nos contiene. No se consigue con el propio esfuerzo, sino que se recibe con la disposición debida tras la escucha del decir de Dios en su Palabra, en la tradición, en la historia personal, en la comunidad de fe. Es un acontecimiento que nos introduce en el corazón de Dios y en la vida de la Iglesia de un modo concreto, específico, particular. Es una peculiar semilla depositada en la tierra de nuestro corazón: ya ha sido plantada, pero hay que cuidarla.”
En el apartado que habla de “Seguir” a Cristo, el obispo expresa que se trata de “perder para ganar, dar para obtener, entregarse para vencer”. Como en el juego del dominó, que gana el que primero pierde sus fichas, Jesús propone: “Da todo lo que puedas, comparte lo más que puedas, date por entero”, detalla, y agrega que “Nadie podrá quitarte lo que ya diste, lo único que conservarás será el corazón generoso hecho grande por el desprendimiento de lo que entregaste”. En esto, asegura, consiste la vida cristiana.
En cuanto a la concreción de las líneas pastorales enunciadas, la prelatura de Cafayate propone la realización de un Año Vocacional, que comenzará el 19 de marzo, fiesta de San José, y concluirá el 26 de noviembre, fiesta de Jesucristo Rey del Universo.
Será un tiempo pastoral dedicado a orar, reflexionar y discernir el llamado que Dios nos hace a su seguimiento y la misión que nos encomienda como ministerio en su Iglesia. El objetivo general es promover una «cultura vocacional» al estilo de Jesús de Nazaret, que persiga el propósito de cultivar en la comunidad un ambiente de fe.
Algunas sugerencias que la prelatura propone son: incluir una petición por las vocaciones en la oración de los fieles de todas las misas; proponer la pregunta vocacional en la catequesis, según los niveles correspondientes; crear en cada parroquia la Escuela de Ministerios, organizar convivencias y retiros vocacionales en sentido amplio y específico.
Al cumplirse los 50 años de la fundación de la prelatura, monseñor Jiménez invoca la intercesión de su patrona, Nuestra Señora del Rosario, para que pueda completarse el proceso de beatificación de monseñor Diego Gutiérrez Pedraza, primer obispo de Cafayate, “agustino de feliz memoria y reconocida virtud, discípulo misionero de Jesús, apóstol de su Evangelio”, y pidió oración a la comunidad por dicha causa y para que “un fruto de nuestra oración sea el discernimiento de las vocaciones y la concreción de los ministerios laicales y ordenados que necesitamos”.+
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