Redescubrir la identidad y la riqueza que nuestro país adquirió gracias a la migración
“A nivel de gobierno y, consecuentemente a nivel político, se ha estado debatiendo una reforma a la legislación migratoria que mira a proteger la seguridad del país, contra la criminalidad proveniente de países extranjeros”, expresa el documento, al tiempo que advierte sobre la riqueza que a lo largo de la historia ha obtenido nuestro pueblo gracias al encuentro de muchas culturas.
La carta de la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo propone que, ante las divisiones que en la opinión pública genera el tema de la emigración, y que atraviesan tanto el frente político como toda la sociedad civil, preguntarse “¿Quién es ‘el otro’, cómo puedo relacionarme con él?’”.
“Los migrantes, como por una ley natural, se ven obligados a salir de su tierra por la necesidad de supervivencia y de superación. Son atraídos hacia los países de destino por la posibilidad de ocupar espacios del ‘mercado de trabajo’ dejados libres por los habitantes locales”, explica el mensaje, y plantea la necesidad que de los migrantes tienen los países de destino: “Ellos son necesarios para la sociedad, como es fácil constatar dando una mirada a los obreros extranjeros que pululan en las fábricas , a los cocineros, camareros en los restaurantes, en las obras de la construcción, en las chacras y en los campos; entre las personas de servicio, mucamas, etc.”
Pero además, advierte, ellos traen consigo las necesidades mínimas de cada existencia: “buscan para sí y para sus familiares casa, salud, instrucción, seguridad. En una palabra, necesitan integración. Un objetivo que muchos ya han logrado, y que otros aun, con mucho esfuerzo, siguen buscando. Un objetivo que las instituciones pueden garantizar, conyugando una acogida que mire al futuro y a la prosperidad de toda la sociedad.”
El mensaje concluye con una exhortación a “construir una identidad enriquecida y abierta, capaz de tutelar y promover el patrimonio de valores e idealidad que han sido heredados de los antepasados, y juntos abrirse a la nueva riqueza de vida que tantos migrantes traen consigo”, y recuerda la “cultura del encuentro”, promovida por el papa Francisco “como camino privilegiado para superar los vacíos de una globalización sin alma y de una indiferencia globalizada”, y para entender que necesitamos “del otro”.+
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