En su homilía, monseñor Jiménez destacó la importancia de poder contar con un nuevo sacerdote dentro de la prelatura.
El obispo consideró que este acontecimiento “es especial para la prelatura porque hace un tiempo que no tenemos un sacerdote nuevo”, y explicó que “dado que él es de aquí, quiso que hiciéramos su ordenación junto a su pueblo”.
“La formación de un sacerdote es larga, en el caso de Roberto duró 10 años, dado que está el tiempo de estudio que no son menos de 7 años, luego de eso está el año de pastoral y después un tiempo de discernimiento”, detalló el prelado. “Además deben estar un tiempo en las parroquias para que puedan tener una experiencia con el contacto diario de los quehaceres y luego se decide cuándo se ordena”, continuó.
“Hoy serás ordenado presbítero, tendrás otra función en nuestra Iglesia, pero tu misión es la misma, ser sacerdote, ser don sagrado para este pueblo, y ser sacrificio, desempeñar con tu vida este oficio sagrado de ser transparencia de la gracia de Dios, con la entrega generosa de tu vida por el Evangelio", afirmó el prelado.
“No pierdas la vida nunca Roberto en intrigas clericales, en internas parroquiales, en chusmeríos de capilla”, aconsejó, y recordó que “nuestra misión es otra: es la celebración de los sacramentos, es el pastoreo del pueblo de Dios, es la acción de gracias con la cercanía a los más pequeños, es la predicación, es la oración”.
“Hoy, Roberto, Dios te confiere responsabilidades, no derechos. Sé digno servidor de quien no vino a ser servido sino a servir y a entregar su vida por una multitud”, concluyó.+
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