Los obispos nicaragüenses seguirán como mediadores en el diálogo pese a las calumnias
El diálogo entre el gobierno y una Alianza Cívica de grupos de la sociedad civil, del que la Iglesia es mediadora, se encuentra estancado desde el 15 de junio. El objetivo es hallar una solución a la crisis política, que ya dejó más de 300 muertos en tres meses. El presidente Daniel Ortega, quien afronta una crisis política derivada de protestas desde el 18 de abril, acusó, el jueves 19 de julio, a los obispos católicos de estar comprometidos con la oposición en un golpe para sacarlo del poder.
Ortega, con 11 años en el poder y en su tercer mandato, consideró que la posición de los clérigos los descalifica para seguir como mediadores en el diálogo. No obstante, monseñor Báez, dijo que la posición de Ortega “no nos va a detener para volver a convocar al diálogo”, pero los detalles sobre cómo y cuándo se hará el llamado será discutido en el seno de la CEN esta semana.
Ortega también acusó a los obispos de usar los templos como cuarteles para guardar armas de los cuales salen personas a matar, lo que el obispo auxiliar de Managua consideró “calumnias infames”. La propuesta de celebrar elecciones anticipadas del 2021 al 2019 presentada a Ortega dentro de una agenda de democratización no es un golpe de Estado: “estamos buscando una solución pacífica a un conflicto que ha alcanzado unas dimensiones insospechadas”, agregó monseñor Báez.
La reacción del gobierno contra la iglesia es porque cuando esa institución no está apegada al servicio de ideologías ni partidos “se vuelve peligrosa”, opinó el prelado.
Las protestas en Nicaragua comenzaron contra una reforma a la seguridad social del gobierno, pero se transformaron en una demanda política para exigir la salida del poder de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. +
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