“No tengamos miedo de ‘meternos en el barro’, tenemos que defender la vida”
“Queremos afirmar la imperiosa necesidad de priorizar en nuestra Patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, poniendo especial atención en los niños por nacer y en nuestros hermanos que crecen en la pobreza y marginalidad”, comienza el comunicado.
“La vida es un don de Dios”, afirman, y reconocen también a las necesidades de las mujeres débiles: “Debemos encontrar caminos para cuidar la vida de la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad y de aquella que transita un embarazo ‘no deseado’”.
“Desde nuestra tarea y acción pastoral, hacemos una opción preferencial por los jóvenes más pobres y por eso exigimos a nuestros gobernantes estrategias y políticas sociales integrales que contemplen todos los aspectos de esta problemática social. No tengamos miedo de ‘meternos en el barro’, tenemos que defender la vida”.
Al finalizar, mencionan las palabras del mensaje final del II Encuentro Nacional de Juventud transcurrido en Rosario el pasado mes de mayo: “Tenemos la convicción de que la vida es un regalo invaluable. Queremos crecer en sensibilidad, para que cada herida de nuestra sociedad pueda ser transformada al amor. Salir de la burbuja para meternos de lleno en la realidad del otro. Embarrarnos con y para el otro, porque es caminando juntos que se transforma la historia”.
Texto completo de la proclama regional
[c]“LOS JÓVENES DECIMOS CON FIRMEZA: SI A LA VIDA”
Como jóvenes de la provincia de Córdoba, miembros de la Pastoral de Juventud, queremos afirmar la imperiosa necesidad de priorizar en nuestra Patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, poniendo especial atención en los niños por nacer y en nuestros hermanos que crecen en la pobreza y marginalidad. Estamos convencidos de que no se puede construir una Nación que nos incluya a todos si no prevalece en nuestro proyecto de país el derecho a la vida desde la concepción. Debemos encontrar caminos para cuidar la vida de la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad y de aquella que transita un embarazo “no deseado”. La vida es un don de Dios.
El ser humano desarrolla progresivamente sus potencialidades. La vida transita por etapas evolutivas de un modo continuo y dinámico. Fruto de la concepción, se está en presencia de una vida humana nueva, diferente a la de la madre y la del padre; como sujeto de derecho es el Estado, en su fin último, el que debe velar por la protección y el cuidado de todos sus habitantes, garantizando todos los derechos necesarios para ello.
Frente al proyecto de ley que ya obtuvo en la Cámara de Diputados media sanción, es oportuno detenernos y preguntarnos acerca del valor pedagógico que la norma tiene, en relación a los efectos que causaría en la construcción de conciencia de los ciudadanos, especialmente en nosotros los jóvenes, la existencia y aplicación de una ley que faculte a un individuo a terminar con la vida de un ser humano. Por otra parte, también nos cuestionamos respecto de los efectos de la legalización del aborto en la vida personal y laboral de los profesionales de la salud, a quienes el Estado mismo le obligaría como parte ordinaria de sus deberes, la eliminación de vidas humanas inocentes.
Todo lo expuesto anteriormente, nos compromete como Iglesia en la sociedad Argentina; por esto, como comunidad creyente, queremos hacer una opción concreta, acompañando la vida en gestación, la vida de los niños pequeños, de las personas y familias en situación de riesgo y vulnerabilidad, para poder pedirles a aquellas mujeres atravesadas por situaciones de dificultad extrema, que no aborten.
Desde nuestra tarea y acción “pastoral”, hacemos una opción preferencial por los jóvenes más pobres y por eso exigimos a nuestros gobernantes estrategias y políticas sociales integrales que contemplen todos los aspectos de esta problemática social. No tengamos miedo de “meternos en el barro”, tenemos que defender la vida.
Haciéndonos eco de las palabras de los más de 20.000 jóvenes que dijeron presente en Rosario este año en el 2º Encuentro Nacional de Juventud, “Tenemos la convicción de que la vida es un regalo invaluable. Cualquiera sea su condición, toda vida es amada por Dios. Como jóvenes queremos ser artesanos de una patria que promueva la dignidad humana. Por eso, queremos crecer en sensibilidad, para que cada herida de nuestra sociedad pueda ser transformada al amor. Salir de la burbuja para meternos de lleno en la realidad del otro. Embarrarnos con y para el otro, porque es caminando juntos que se transforma la historia”. (Mensaje final, II ENJ 2018).+
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