Mons. Han Lim Moon: “Effatá: vivir en comunión el milagro del amor de Dios”
El prelado de San Martín aseguró que para entender el alcance de las curaciones que hace Jesús en el Evangelio, conviene comprender “el proceso de la comunicación y sus dificultades”.
En un matrimonio, “cuando el esposo escucha un mensaje de su esposa, o viceversa, debe interpretar dos contenidos importantes: sus sentimientos y sus ideas. La correcta interpretación del mensaje, es mucho más difícil de lo que uno imagina”, afirmó el prelado de San Martín.
Frecuentemente puede ocurrir que, a pesar de usar el mismo idioma, la conversación se convierta en una suerte de “teléfono descompuesto”, porque cada uno “utiliza sus propios registros para interpretar”, y así “surgen interpretaciones erróneas”, destacó monseñor Moon.
Por una mala interpretación, pueden ocurrir malentendidos y, en consecuencia, los conflictos, cansancios y abandono de la comunicación que lleva a la separación. Por este motivo, monseñor Han Lim Moon recomendó a las parejas reforzar el diálogo.
“Para estar seguro de la comunicación hay que verificar con un mecanismo que se llama retroalimentación”, indicó. Esto quiere decir preguntar al otro: “¿lo que sientes o lo que quisiste decir es esto? Si el otro confirma quiere decir que entendió bien el mensaje”, ejemplificó.
Mencionó “actitudes fundamentales” que conducen a la correcta interpretación de la comunicación. En primer lugar, la paciencia, “que es la expresión de amor distribuido en el tiempo para escuchar con atención, dejando a un lado las propias necesidades hasta asegurar una comprensión completa”.
Luego, el perdón, que “será siempre necesario para ambos porque en este intercambio muchas veces hay malas interpretaciones equivocadas que causan heridas”.
Por otro lado, recomendó “cuidar la unidad en la diversidad como riqueza”. Y afirmó que “el motor que pone en movimiento todas estas actitudes es el amor sincero incondicional regalado por Dios y aceptado por ambos. Porque el amor supera las peores barreras”, exclamó.
Jesús en el Evangelio “cura nuestra sordera tocando el oído y nos devuelve la capacidad de escucha atenta, ante todo, de su amor (…) y toca nuestra lengua, para que podamos responderle positivamente a su amor”, enseñó. “A partir de este toque del Señor quedamos restaurados y abiertos al diálogo no sólo con Dios sino también con nuestros hermanos para la comunión de amor, sostenida por las virtudes de paciencia, perdón, aceptación del otro como tal”, manifestó recordando el momento del Bautismo.
“Somos impulsados por el amor apasionado e incondicional de Dios para optar por el diálogo que nunca podemos renunciar ni abandonar”, agregó el prelado. Al concluir, exhortó a los fieles a aceptar el llamado del Dios que dice “¡Effatá!”, para “vivir en la comunión y el milagro de su amor”.+
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