Mons. Martín: “Estamos llamados a dar testimonio de vida”
Mencionó temas como la educación sexual, la juventud, la participación del laicado en las parroquias, el clericalismo y las fiestas patronales de la comunidad diocesana que serán en octubre.
Lo acompañó el delegado episcopal de la Pastoral de la Comunicación, el presbítero Rubén Francisco Bellante, junto con integrantes de la pastoral, Carina Scarano, Tomás Fernández y Juan Granado.
Al comienzo comentó la próxima ordenación diaconal que la arquidiócesis celebrará el sábado y los distintos actos que le dan vida y apertura al seminario metropolitano como la Pascua Joven, los torneos de fútbol de primaria y secundaria, la jornada de monaguillos, las de celadoras y las visitas de las parroquias.
Al ser consultado acerca de la juventud del siglo XXI, hizo referencia al II Encuentro Nacional de Juventud, que se celebró en la ciudad el pasado mes de mayo, y afirmó que “tiene que tener correlato en cada comunidad, en cada parroquia” porque como decía el Papa: “lo que el árbol tiene de florido lo tiene de enterrado”, por eso están llamados a “tener raíces más profundas”.
“Muchas iniciativas -prosiguió- nos llenan de esperanza: los grupos misioneros, las peregrinaciones, las actividades, la vida de los grupos parroquiales”. “Hay que trabajar y rezar para que los grupos se multipliquen y los jóvenes puedan encontrar en Jesús el sentido de sus vidas y el gusto por una vida nueva”.
Sobre la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, afirmó que “los laicos son el gran reservorio de la Iglesia teniendo una doble función: en el mundo y en la Iglesia. La primera vocación es consagrar el mundo, en el trabajo, en la familia, la educación de los hijos, la tarea educativa, económica, social, artística”.
“Fermentar de Evangelio los ambientes donde desarrollan la vida cotidiana con la conciencia de ser cristianos. Por ejemplo, a partir de la ley del aborto que no salió gracias a Dios, se ha visto un gran protagonismo de los laicos que han manifestado públicamente la defensa de la vida”, mencionó. Y destacó la participación ad-intra, en la Iglesia: noches de caridad, grupos, talleres, comunicación, pastoral educativa, la liturgia, la música.
Ante la pregunta acerca de la inserción en una comunidad parroquial el arzobispo pidió que las parroquias sean abiertas, “que haya un lugar más para otro hermano, que todos se sientan queridos y recibidos” y a las personas que busquen su lugar en las comunidades.
Con respecto a los templos cerrados, monseñor Martín reconoció que “a muchos les ha pasado la experiencia de robo, pero animó a los párrocos a que se arriesguen por un alma. Siempre el templo vivo son los bautizados…”
Los fieles preguntaron sobre el clericalismo, y el prelado rosarino contestó: “El Papa está apuntando a las fallas que tenemos en la Iglesia. El clericalismo, de parte del clero es querer dominar todo, controlar todo, que nada se haga sino pasa por el párroco o el obispo. En cambio, una Iglesia madura sabe reconocer los dones y carismas de los fieles y las iniciativas que presentan. A veces el laicado se acomoda y vive pendiente de lo que dicen los sacerdotes, que espera todo del clero”.
En relación a la educación sexual indicó que la Iglesia quiere impulsarla, “pero con el ideario católico, porque sabemos que hay grupos que quieren borrar eso e imponer una sola perspectiva. Y la educación es un derecho. Por eso los padres deben preguntarse ¿qué educación le están dando a mis hijos? ¿qué le están enseñando? ¿les enseñan conforme a mis tradiciones, mis costumbres, mis convicciones?” y apuntó al compromiso de los padres.
Evocando el Documento de Aparecida, mencionó que “debemos recomenzar todo desde Cristo, también en nuestras escuelas que quizás no se buscan por la fe sino porque enseñan mejor o por lo que sea, pero nosotros educamos cristianamente, para liberar a las personas, para formarlas sabia, equilibrada y solidariamente”. “Hay que misionar a los padres…”, pero también “formar docentes que abracen la fe profundamente”.
“¿Cómo hacer para que toda vida valga?”, le preguntaron al obispo. Y respondió que lo primero es el testimonio: “Los cristianos se diferenciaban en los primeros siglos en que no se deshacían de los hijos. Y eso impactaba. Un grupito de personas vivía la vida de un modo distinto. Los cristianos estamos llamados a dar un testimonio de vida, vivirla de manera distinta. Tiene que haber dos notas: la gratitud, ser personas agradecidas y la alegría. Estar contentos por Jesucristo”.
Al concluir, se refirió a las Fiestas Patronales arquidiocesanas, por celebrarse el próximo 7 de octubre: “El Espíritu Santo está soplando para renovar y hacer más fresca la fiesta de la Virgen del Rosario”. Anunció que el fin de semana anterior, “se está preparando una salida misionera por las calles, plazas y parques, invitando a los sacerdotes que quieran a atender a las personas que quieran en las calles, ya sea para una bendición, confesarse o consultas”.
También habrá una exposición de carismas: “Nuestra Iglesia tiene una inmensidad de carismas para que los movimientos expongan la vida de la Iglesia. Luego la tradicional procesión y misa y, al finalizar, un festival de música”. Durante la misa dos sacerdotes serán enviados como misioneros a la diócesis de Añatuya.
Finalizó el arzobispo comentando las iniciativas de la Pastoral de la Comunicación y la llegada a la gente a través de la página web, Facebook, Instagram, Twitter, los canales de aire, las radios, los medios de prensa no confesionales.+
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