La celebración contó con la participación de una gran cantidad de fieles, religiosas, diáconos y sacerdotes del clero diocesano.
En la homilía, monseñor Martorell se refirió al sacerdocio como “subir a la Cruz de Cristo”. Dirigiéndose al nuevo sacerdote, expresó: “Hernán, vas a ser sacerdote, en un instante libremente vas a responder al llamado de Cristo de una forma definitiva, serás sacerdote para siempre, para servir a Dios y a tus hermanos. Por eso, tu consagración debe ser para Dios y para siempre. En el camino se darán muchas tormentas, como las que hoy vive la Iglesia, una Iglesia que es perseguida, hoy los medios de comunicación no se refieren a la Iglesia, ni a Cristo, hablar de Dios es como decir una mala palabra; no descuides la oración y el trato cotidiano con el Señor en la santa misa y en el hermano sufriente”.
“Estos hijos tuyos que te reciben hoy en Iguazú, te irán conociendo cada día más. Que en ti encuentren a Cristo; que sepan que siempre cuando de ti reciban la Eucaristía y el perdón de los pecados, no es Hernán, es Cristo quien alimenta y perdona. Que en el servicio común seas un digno servidor, que tus hermanos vean en ti a Cristo y en ellos veas a Cristo sufriente que te necesita”, agregó.
Por último, exhortó a los fieles a cuidarlo, a que sean su familia, y refiriéndose a Hernán, recordó que su carácter secular no lo aleja de sus familiares: al contrario, los acerca más que nunca. “Nunca te olvides de ellos, que son tu primer seminario, tu primera escuela de oración”. Y recordó: “Debes ser siempre un hijo de María, que nuestra Señora del Rosario venga siempre en tu auxilio, y que hoy en adelante en María encuentres una madre”.+
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