Mons. Ñáñez: Tras la pandemia, todo debería cambiar con la fuerza del “amor humilde”
“Junto a ese importante propósito, tenemos que considerar que seguimos atravesando este tiempo difícil, marcado por la pandemia del coronavirus que aflige a todo el mundo”, recordó, y agregó: “Una circunstancia dolorosa que puede poner de manifiesto lo mejor y lo peor de la condición humana”.
Tras destacar la contribución que hace cada sector de la sociedad para mitigar los efectos colaterales de esta crisis sanitaria, hizo hincapié en la discusión “si hay que optar por la vida o por el funcionamiento de la economía” que se da por estos días.
El prelado cordobés sostuvo que “es claro que la vida tiene total prioridad, aunque no se puede desconocer la importancia de la cuestión económica”, y pidió que las consideraciones al respecto se hagan “con ponderación y equilibrio, evitando simplificaciones y procurando aportar ideas verdaderamente constructivas”.
“Lo que es cierto es que de esta situación se saldrá con el esfuerzo de todos, que tendrá que ser equitativo y que seguramente será exigente y bastante prolongado, lo cual podrá a prueba la fortaleza, la paciencia y la longanimidad de las personas y de la sociedad toda”, aseguró.
“¿Qué es lo que prevalecerá cuando hayan pasado los efectos de la pandemia?”, se preguntó, y respondió: “Lo que decidamos como sociedad global, nacional y local. Si prevalece lo mejor, entonces el mundo cambiará desde lo pequeño, con la fuerza del ‘amor humilde’”.
El arzobispo advirtió, sin embargo, que “si prevalece ‘lo peor’, eso se deberá -y eso es terrible- únicamente a nuestra decisión, será nuestra responsabilidad”.
“La salvación, en sus múltiples significados, siempre viene de Dios, es su exclusiva iniciativa. La ruina proviene invariablemente de nuestra libertad limitada y herida;del abuso de nuestra libertad limitada y herida que se encierra en la auto-referencialidad y en el egoísmo”, diferenció.
Monseñor Ñáñez invitó a pedir a Dios “insistentemente el fin de la pandemia que aflige al mundo entero” y “también por los que fallecieron a causa de la enfermedad, para que el Señor en su misericordia los tenga junto a Sí y por la pronta y efectiva recuperación de los enfermos”.
“Supliquemos al Señor que conceda fortaleza y generosidad a los que sirven a los enfermos,especialmente a todos los agentes sanitarios y a los familiares”, añadió.
Monseñor Ñáñez estimó que “el aislamiento preventivo puede ser también una oportunidad para imaginar el futuro, cuando la pandemia haya pasado. Será un futuro que habrá que afrontar sacando ‘lo mejor’ de nuestros corazones, obrando con esfuerzo, con el aporte de todos e imaginando que todo demandará un largo tiempo”.
“Efectivamente, como ya señalamos, no se saldrá en seguida de esta situación y de sus consecuencias. Pero si elegimos y ‘sacamos’ de nuestro interior lo mejor, construiremos un mundo más humano, más sencillo -se puede vivir y ser feliz con pocas cosas, no se puede vivir y ser feliz sin amor- y sobre todo construiremos un mundo más digno para todos, sin que nadie sea tenido en menos, ni descartado de ningún modo”, concluyó.+
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