Mons. Conejero Gallego: Hay realidades humanas que deben ser transformadas
El prelado sostuvo que el misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús “reconcilia con Dios y con los hombres, nuestros hermanos; misterio grande de amor, que nunca lo agradeceremos suficientemente”.
“Mientras peregrinamos por este mundo, necesitamos imperiosamente de la fuerza y eficacia, de los frutos de este misterio de fe y de amor”, agregó su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos.
El obispo formoseño advirtió que se constata “con tristeza -sin perder nunca la esperanza - los graves desequilibrios, divisiones, rupturas, enemistades y discordias de la sociedad que, como recuerda el Concilio Vaticano II, están conectados y hunden sus raíces en el corazón humano”.
“Rebrotan y afloran las ideologías, con subjetivismos absolutos y relativistas, que dificultan la unidad y la convivencia de los pueblos, individualismos egoístas y racistas, con excusas o pretextos de libertad, defensa de derechos que implican la aniquilación y la muerte de los más débiles e indefensos”, detalló.
“Desigualdades inicuas que perduran sin que la justicia avance pacíficamente, contrastes vergonzosos de despilfarro y ostentación frente a situaciones de pobreza y miseria infrahumanas, agresividad y violencia en la vida familiar y hasta en el mundo del deporte… y así podríamos continuar con tantas realidades humanas que deben ser transformadas para poder vivir en unidad y en paz”, agregó.
Por último, monseñor Conejero Gallego señaló que “la unidad, el amor y la paz, son los grandes deseos de Jesús para los hombres, anhelos por los que entregó e inmoló su propia vida, como ofrenda agradable a Dios Padre”.+
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