La dimensión social de la fe, clave en la evangelización según Mons. Lozano
El obispo compartió reuniones con obispos, sacerdotes, seminaristas y referentes de grupos eclesiales de distintas diócesis del territorio español, en los que se interiorizó sobre las tareas que realizan, la idiosincrasia de los lugares y los desafíos pastorales.
“Conocí a familias muy generosas y entregadas a la evangelización desde los pobres, a la búsqueda de Justicia en la relación Norte-Sur, en campañas contra el trabajo esclavo y las diversas formas de opresión –contó a su regreso-. El Movimiento Cultural Cristiano promueve el compromiso social y político de los laicos en su vocación específica de construir un mundo según el querer de Dios”.
Monseñor Lozano, de 58 años, obispo auxiliar de Buenos Aires entre 2000 y 2006, también dialogó con la prensa sobre el papa Francisco, a quien secundó mientras éste gobernó pastoralmente la arquidiócesis primada. En una de esas ocasiones, consideró que los obispos argentinos se ven con Francisco alentados a transmitir el Evangelio con alegría y comprometerse con la tarea misionera.
El prelado también resumió las claves de la exhortación apostólica del Papa: “Algunas ideas tienen que ver con la Iglesia en salida, que responde a esta actitud de ir al encuentro de los demás. Y esto lo vincula con una expresión original de la Iglesia en América Latina que llamamos la conversión pastoral, que es esta actitud de renovar en la vida de la Iglesia aquellas estructuras que no favorecen la comunicación del Evangelio”.
“Otro elemento importante –anotó- es la dimensión social de la fe, de la Iglesia evangelizadora. En este sentido, el Papa pone en el centro de atención de nuestra tarea pastoral a los pobres. También mira a los agentes pastorales –catequistas, ministros de la Comunión, miembros de otras asociaciones y movimientos– a los que nos ayuda, con su palabra, a superar la tentación al desaliento, del encierro, lo que él llama la autorreferencialidad”.
“También hay una existencia importante en ir a las periferias: las geográficas y las existenciales. Las geográficas son aquellos lugares más alejados del centro parroquial, de las diócesis o aquellos países a los que cuesta más llegar con el mensaje del Evangelio. Las existenciales se refieren a las situaciones límites que nos presenta la vida: la enfermedad, la drogadicción, la esclavitud laboral o sexual a las que son sometidos algunos, la falta de trabajo o los que viven en la calle”, concluyó. También respondió otras consultas:
Si el Evangelio es alegría, ¿por qué considera que la alegría evangélica no está suficientemente presente en la vida de los cristianos?
-Porque vivimos en una sociedad en la que parece que necesitamos muchas cosas para ser felices: desde tecnología a marcas de ropa… y el consumismo nunca nos deja felices. Una vez que obtenemos lo que nos hayamos propuesto nos damos cuenta de que no somos mejores personas ni tenemos más amigos ni le va mejor a la familia. Y esto que afecta a la sociedad también afecta a los hombres de fe. A veces nos dejamos distraer por algunas cuestiones que no nos llevan a la alegría de la experiencia de Jesucristo. Si nos falta la alegría en la fe, necesitamos un camino de conversión para experimentar de una forma cotidiana, más de cerca, la presencia de Jesús.
¿Cómo debería articularse la economía con lo que dice la exhortación apostólica para que verdaderamente fuera una herramienta positiva en la sociedad?
-La economía debería recuperar la centralidad de la persona en sus objetivos. El papa, también lo hizo como arzobispo en Buenos Aires, ha denunciado lo que él llama la «globalización de la indiferencia», la «naturalización de la pobreza», la sociedad que excluye a las dos extremos de la vida, los niños y los ancianos; una sociedad que incluso no tiene en cuenta la fragilidad del ambiente, porque la avaricia y el egoísmo pervierten las relaciones entre las personas.
¿Cómo se podría articular esta nueva economía que ponga en el centro a la persona, aprovechando precisamente esta crisis que obliga a replantearse todo?
-En el Documento de Aparecida, tras el sínodo de 2007, del que Bergoglio fue presidente de la comisión de redacción, y, luego, el Papa Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, se señala la necesidad de educar en modelos alternativos. Hay en América Latina y en el Vaticano equipos de economistas que están haciendo aportes desde la ciencia económica, de carácter científico, así que debiera haber una alternativa al sistema económico actual porque se ha producido un crecimiento cuantioso de la riqueza en el mundo, pero se ha concentrado en pocas manos y no ha logrado sacar de la pobreza y blindar el acceso a los derechos humanos básicos –como la vivienda, la alimentación y un estilo de vida digno– a la mayoría.
¿Cuándo podría conocerse esta aportación de los científicos?
-El objetivo no es sacar un documento sino son aportes internos. Se trata de reunir a economistas creyentes y no creyentes para plantearles la necesidad de modelos de desarrollo que tengan en el centro a la persona y el cuidado al medio ambiente. La idea es que ellos lleven estos modelos a sus países.
La exhortación apostólica hace una llamada a los laicos para que éstos puedan penetrar los valores cristianos en el mundo social, político, económico. ¿Cómo se debería trabajar para hacerlos presente?
- Debiera haber una mayor insistencia en la vocación del laico en la construcción de la sociedad y el modo concreto participando en las diversas estructuras de la sociedad, por ejemplo en los consejos de la escuela, en las comisiones de un club o del barrio, en un sindicato o en un partido político, en las estructuras propias de la sociedad para cambiar el mundo para que tenga más justicia y solidaridad.
Usted también ha tenido palabras para los corruptos…
-Escribía un artículo al año o cada dos años sobre el tema, pero a raíz de los saqueos de comercios en Argentina por las revueltas populares han resurgido algunas de aquellas frases. Son censurables estos robos pero también deben tener en cuenta el saqueo de los corruptos, que es además de robar la riqueza, con su actitud, roban la moral del pueblo.
¿Qué quiere transmitir el Papa cuando dice «Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!»?
-El Papa usa mucho esta expresión: «No nos dejemos robar la fuerza misionera», no nos dejemos robar la esperanza, no nos dejemos robar la comunión, la confraternidad… Son valores que tenemos. Él ve que los tenemos y debemos cuidarlos. El modo de cuidarlos es compartirlos. Por esto es tan importante en la exhortación apostólica la dimensión comunitaria de la fe y de la misión. La tarea misionera no es un hecho aislado de cada cristiano sino que es una encomienda a la Iglesia.
¿Las declaraciones del Papa sobre la homosexualidad suponen un cambio de postura de la Iglesia?
-El Papa ha convocado un sínodo sobre la familia. Cuando le han preguntado, ha dicho: «No soy quien para condenar a nadie» pero a su vez ha vuelto a citar lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad. Pero no sé cómo se irán dando las indicaciones.
También se ha pronunciado sobre el papel de la mujer en la Iglesia. Está insistiendo bastante y seguirá recogiendo estas inquietudes. Siendo arzobispo de Buenos Aires tenía entre los colaboradores más cercanos a varones y mujeres. Y en la vida de las comunidades parroquiales, en los movimientos… me parece que él recoge esta inquietud planteada no sólo por mujeres sino también por varones.
¿Cree que la Iglesia se debería replantear su posición ante el aborto en determinadas situaciones?
- Hay orientaciones y experiencias de la Iglesia que tienen siglos y décadas de elaboración, que no son ocurrencias. En lo que se refiere a la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural tiene que ver con el saber que desde ese momento hay un ADN propio y una identidad genética que nos hace saber que no estamos ante la prolongación del cuerpo de la mujer sino ante una vida nueva. Es una postura y con esta base científica. Lo cual no implica no comprender o no abrazar a la persona que ha cometido un aborto y ver cómo acompañarla en su crecimiento de la fe y acercarla a la misericordia de Dios.
¿Qué valor le da a la religiosidad popular?
-No sé si hay matices y diferencias entre España y América Latina en este sentido. Puedo hablar de la experiencia allí, que se da tanto en la devoción a los santos, particularmente a la Virgen María y al Señor Crucificado, también en las peregrinaciones, en las visitas a los santuarios, y que son una fuente de vitalidad. Hay muchos hermanos que expresan y manifiestan su fe de esta manera y están integrados en la vida de la comunidad cristiana o que refuerzan su pertenencia a la Iglesia Católica a través de estas ricas experiencias que han sido valoradas desde Pablo VI hasta aquí por tantos papas. En este sentido, el Papa Francisco tiene una fina percepción de estos valores que están inmersos en la piedad popular.
¿Cree, por tanto, que el culto a las imágenes es un vehículo válido para la trascendencia?
-Sí, porque a través de la expresión de la belleza nos conectamos con los valores trascendentes. En realidad, las imágenes nos vinculan con los santos y la devoción a los santos y al Señor y lo que podemos percibir a través de las imágenes nos ayuda a percibir la alegría de la fe y la entrega generosa de Jesucristo.+
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