El encuentro tuvo lugar en la sede de Escuela de Sión, de Buenos Aires, donde sus allegados compartieron recuerdos, anécdotas y testimonios. Ofelia Santoro, de la Fundación Palabra de Vida rememoró los comienzos de lo que terminó siendo El Libro del Pueblo de Dios, La Biblia, surgida por una necesidad pastoral y litúrgica, cómo se comenzaron a traducir los textos sagrados que se proclamaban en la Misa y las diversas etapas que tuvo “la traducción”, en la que no faltó el recuerdo del padre Alfredo Trusso.
El Rabino Arieh Sztokman rezó el salmo 23 (El Señor es mi pastor) en hebreo, recordando la preferencia que tuvo el homenajeado por estas oraciones. A continuación, Edesio Sánchez, de la comunidad de la Alianza Cristiana Misionera recordó los diversos servicios prestados por monseñor Levoratti con las Sociedades Bíblicas Unidas: traducciones, asesoramientos, cursos, escritos. Sánchez contó varias anécdotas, y mencionó la prodigiosa memoria del prelado para retener nombres y personas que había conocido. Después de su testimonio, los presentes cantaron el salmo 28.
También compartieron sus testimonios Gerardo García Helder y monseñor Guillermo Garlatti, arzobispo de Bahía Blanca y presidente de la Fundación Palabra de Vida, quien compartió algunos aspectos poco conocidos del padre Armando. Ambos destacaron la colaboración de monseñor Levoratti en la traducción de la Biblia, y su servicio como director de la Revista Bíblica, su participación en la Pontificia Comisión Bíblica.
En un video, producto de una entrevista realizada al padre Levoratti en el año 2015, se pudo ver al homenajeado expresando su deseo de ser recordado “como un buen sacerdote, nada más”. Los presentes compartieron el rezo del Padre Nuestro y cantaron juntos. El encuentro fue ocasión para agradecer por el ejemplo de un sacerdote humilde y amistoso, que cultivaba su sabiduría y seguirá iluminando la meditación, la oración y el compromiso que genera la Palabra de Dios, y por el legado bíblico que ha regalado a la Iglesia.+
Publicar un comentario