Un episodio de sangre en la catedral de Morón que reclama pedir perdón y perdonar

Un episodio de sangre en la catedral de Morón que reclama pedir perdón y perdonar

Morón (Buenos Aires) (AICA): “Pidamos perdón por quienes no pueden hacerlo y tienen el corazón enceguecido de rencor. Y perdonemos. Perdonemos a quienes han cometido este hecho en nuestra casa, que es la casa de todos y la casa de Nuestra Señora del Buen Viaje. En sus manos ponemos nuestros corazones conmovidos y esta sangre absurdamente derramada, para que ella los presente ante Jesús”, aseguró el presbítero Jorge Oesterheld, al reflexionar sobre el episodio ocurrido en este templo, donde un grupo de personas golpeó a un hombre, que había sido condenado por pedófilo, el cual un mes después murió sin haber recuperado plenamente la conciencia.
El párroco de la catedral basílica Inmaculada Concepción del Buen Viaje, presbítero Jorge Oesterheld, reflexionó sobre el episodio ocurrido el 30 de octubre en ese templo, donde un grupo de personas irrumpió y golpeó de tal manera a un hombre que había sido condenado por pedófilo, el cual un mes después murió sin haber recuperado plenamente la conciencia.

El sacerdote aseguró que “la casa de nuestra querida patrona de la diócesis de Morón, Nuestra Señora del Buen Viaje, había sido manchada con sangre, fruto del odio y la venganza”.

“Los niños de ese colegio, que habían sido víctimas de abusos hace varios años, ahora tenían a sus padres como sospechosos de ser autores de un crimen. Peor daño es difícil de imaginar para esas criaturas”, lamentó.

“Pero al tristísimo episodio aún le faltaba una sorpresa: en muchos medios y en las redes sociales abundaron expresiones cargadas de odio que le daban la razón a los agresores y no faltaron quienes dijeron que el sacerdote de la iglesia ‘por alguna razón’ defendía al pedófilo”, agregó.

“Quiero invitar a todos a reflexionar sobre lo ocurrido. No podemos acostumbrarnos a vivir de esta manera y no podemos aceptar como normal lo que es aberrante. Pero tampoco podemos sumarnos al coro de los que tienen un discurso que pretende convencernos de que todos somos corruptos e irrecuperables. La inmensa mayoría de nuestro pueblo es honesto, trabajador, e intenta día a día construir familias en las que reine el amor”, destacó.

El padre Oesterheld pidió a la comunidad que “este episodio sirva para fortalecer nuestros vínculos comunitarios, nuestro amor a María y nuestra confianza en Nuestro Señor Jesucristo. Él es nuestra esperanza y en quien nos apoyamos en los momentos de dolor”.

“Finalmente me atrevo a pedirles que pidamos perdón y que perdonemos. Pidamos perdón por quienes no pueden hacerlo y tienen el corazón enceguecido de rencor. Y perdonemos. Perdonemos a quienes han cometido este hecho en nuestra casa, que es la casa de todos y la casa de Nuestra Señora del Buen Viaje. En sus manos ponemos nuestros corazones conmovidos y esta sangre absurdamente derramada, para que ella los presente ante Jesús”, concluyó.

Sangre y perdón en la Catedral de Morón
Han pasado ya unos días de un episodio muy doloroso ocurrido en nuestra querida Iglesia Catedral. Como párroco quiero compartir con ustedes algunas reflexiones.

Todo comenzó el 30 de octubre pasado. Ese día había muchas personas en nuestra Iglesia para escuchar un concierto y un grupo de gente irrumpió para denunciar a uno de los músicos que años antes había sido condenado por pedófilo. El hombre intentó huir por detrás del altar pero lo golpearon de tal manera que un mes después moría sin haber recuperado nunca plenamente la conciencia. La casa de nuestra querida patrona de la diócesis de Morón, Nuestra Señora del Buen Viaje, había sido manchada con sangre, fruto del odio y la venganza.

En el primer momento lo que había pasado solo fue conocido por unas pocas personas, era necesario esperar para ver cómo evolucionaba la salud del agredido. Cuando se produjo su fallecimiento la noticia llegó a los medios de comunicación y toda la comunidad se conmovió con lo ocurrido en un sitio tan querido y entrañable para la ciudad de Morón y la diócesis toda. Como párroco asumí la tarea de responder ante los medios las lógicas inquietudes, preguntas y perplejidades que un hecho como ese había provocado, además de contener a las personas que, apenadas y confundidas, se acercaban a requerir detalles. También visité a la familia del agredido en el sitio en donde lo estaban velando y mantuve contactos y reuniones con policías y autoridades.

En todas mis declaraciones ante los medios de comunicación condené lo ocurrido y puse de relieve lo inaceptable y trágico que resultaba el hecho de que unas treinta personas que se presentaron bajo el lema "con los chicos, no" y como padres de familia, hubieran cometido semejante asesinato incalificable desde todo punto de vista. Los niños de ese colegio, que habían sido víctimas de abusos hace varios años, ahora tenían a sus padres como sospechosos de ser autores de un crimen. Peor daño es difícil de imaginar para esas criaturas.

Pero al tristísimo episodio aún le faltaba una sorpresa: en muchos medios y en las redes sociales abundaron expresiones cargadas de odio que le daban la razón a los agresores y no faltaron quienes dijeron que el sacerdote de la iglesia "por alguna razón" defendía al pedófilo.

Quiero invitar a todos a reflexionar sobre lo ocurrido. No podemos acostumbrarnos a vivir de esta manera y no podemos aceptar como normal lo que es aberrante. Pero tampoco podemos sumarnos al coro de los que tienen un discurso que pretende convencernos de que todos somos corruptos e irrecuperables. La inmensa mayoría de nuestro pueblo es honesto, trabajador, e intenta día a día construir familias en las que reine el amor.

La justicia y las autoridades tendrán que hacer su trabajo, pero no me toca a mí señalarles el camino. Sí quisiera pedirles a todos los que formamos parte de la querida comunidad que se reúne junto a la Virgen del Buen Viaje y que procura vivir las enseñanzas de Jesús, que este episodio sirva para fortalecer nuestros vínculos comunitarios, nuestro amor a María y nuestra confianza en Nuestro Señor Jesucristo. Él es nuestra esperanza y en quien nos apoyamos en los momentos de dolor.

Finalmente me atrevo a pedirles que pidamos perdón y que perdonemos. Pidamos perdón por quienes no pueden hacerlo y tienen el corazón enceguecido de rencor. Y perdonemos. Perdonemos a quienes han cometido este hecho en nuestra casa, que es la casa de todos y la casa de Nuestra Señora del Buen Viaje. En sus manos ponemos nuestros corazones conmovidos y esta sangre absurdamente derramada, para que ella los presente ante Jesús.+

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