Mons. Arancedo: Un diálogo con Jesús para revivir el don y el compromiso de esta agua viva
En las figuras de la sed, el agua viva y el manantial vamos descubriendo, como en un crescendo, el sentido de la presencia de Jesús como Salvador, subrayó en su alocución semanal, y agregó: Cuaresma nos invita a ingresar en este diálogo con Jesús para revivir el don y el compromiso de esta agua viva.
El prelado consideró importante en este tiempo de conversión hacer una memoria agradecida de nuestro encuentro con esta agua viva por el don de la fe y el bautismo. Actualizar con gozo y gratitud lo que somos.
Siempre es conveniente, por ello, antes de examinarnos y ver nuestras fragilidades, incluso el pecado, contemplar la obra de Dios en nosotros. Esto nos da confianza y esperanza a pesar de nuestra pequeñez, porque nos descubre el rostro del amor y de la misericordia de Dios que es Padre, aseguró.
Monseñor Arancedo sostuvo que el agua viva, además de saciar nuestra sed, nos convierte: En manantial que brotará hasta la vida eterna. Esto nos debe llevar tanto a reafirmar el sentido trascendente de nuestra vida, como a tomar conciencia de su dimensión misionera en este mundo.
¡Qué triste cuando el cristiano es como una fuente vacía para aquel que se acerca a saciar su sed! Lo que Dios me comunica como gracia no es solo para mí, es más, podría perderlo si no lo comparto. No hay don que no implique una tarea. Cuaresma es tiempo de repasar nuestro compromiso en la familia, como en los ámbitos de nuestra presencia eclesial, concluyó.+
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