Mons. Martínez: Se necesita un laicado maduro, eclesial, libre y responsable
La vocación y la misión del laico y por lo tanto, su santificación, está en la transformación de las realidades temporales. Por eso, es necesario entender la tarea evangelizadora apuntada a las familias, al trabajo, a la escuela, a la política, a la comunicación social, o al club de barrio. Esto es, en definitiva, evangelizar la cultura, subrayó en su carta semanal.
Tras afirmar que para esto necesitamos un laicado que se sienta verdaderamente parte de la Iglesia, miembro del Pueblo de Dios, sostuvo que claramente, se requiere disponer de espacios adecuados de formación sistemática.
El prelado aseguró que en el camino de discipulado, todos, clero, consagrados y laicos, debemos vivir un proceso claro para desandar las consecuencias negativas del clericalismo que no permite tener un laicado suficientemente maduro, eclesial, libre y responsable.
Hay que revisar los planes de estudios, en los que a menudo se ve una carencia en la formación moral, y corregir los ambientes parroquiales donde la tendencia es no dejar participar, con graves dificultades para armar un Consejo de pastoral parroquial realmente protagonista y reflexivo que piense la evangelización de la parroquia. Necesitamos estructuras que beneficien realmente la conversión pastoral y la piensen y evalúen desde su capacidad y dimensión misionera, subrayó.
Monseñor Martínez animó, sobre la base de la exhortación apostólica Amoris laetitia, a seguir con más dedicación a buscar caminos para responder mejor al desafío que presentan las familias.
Para responder a este desafío será fundamental atender nuestra condición de discípulos y misioneros para tener una mayor comprensión del don del matrimonio y de la familia, mejorar nuestras perspectivas pastorales y poder acompañar, discernir e integrar tantas situaciones de fragilidad con una actitud eclesial y misericordiosa, concluyó.+
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