Mons. Torrado Mosconi ordenó un nuevo sacerdote diocesano
En la misma celebración recibieron diferentes ministerios los seminaristas Rodrigo Álvarez, José Pedraza e Ignacio Balle (lectorado) y Brian Ramos (admisión a las sagradas órdenes).
En su homilía el obispo se dirigió al nuevo sacerdote en particular pero también a todos los presentes en general recordando que ver a uno de los hijos de este pueblo recibir la ordenación sacerdotal constituye “una verdadera fiesta para la Iglesia que peregrina en nuestra diócesis” y que por ende, “es una llamada a toda la Iglesia”.
“Todos tenemos una misión grande en este mundo –agregó-, por ello hoy también celebramos que toda vida humana es un don y una llamada. La fe y el bautismo son una llamada a la santidad. Y cada uno de nosotros es llamado a vivirla con una vocación particular: el matrimonio, la consagración religiosa, un servicio especial a los demás o, como en este caso, a la vocación sacerdotal”.
El prelado recordó al nuevo presbítero que hoy Dios "lo convoca a asumir la hermosa y grave misión de ser mensajero de la Buena Noticia” y que, como médico de almas, “tendrá que escuchar atentamente el dolor de los demás, curando con la medicina espiritual de la Palabra y la gracia, a las personas golpeadas, heridas y llagadas por la agresividad y la crueldad de un mundo tan lleno de maldad e indiferencia”.
Monseñor Torrado Mosconi lo exhortó a convertirse en “un misionero incansable de la Palabra de Dios”. “Que te queme por dentro y te suelte la lengua a tiempo y a destiempo para anunciar el Evangelio. Que tengas el celo del Santo Cura Brochero para llevar la gracia de la cual serás constituido administrador a los sitios más distantes, los hermanos más alejados y hasta todas las periferias humanas y existenciales”.
Por último animó a los fieles y particularmente al nuevo sacerdote a vivir su ministerio con amor, caridad, compasión y misericordia. “En nuestra época no nos podemos quedar en teorías y palabras, mucho menos en meras críticas o quejas y reclamos. Nunca debemos hacernos los distraídos y mirar para otro lado ante quien nos necesita. No anestesiemos nuestro corazón ante el sufrimiento humano. Jamás dejemos de conmovernos”.+
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