Mons. Frassia ordenó cuatro nuevos sacerdotes
En su homilía, el obispo destacó que “el regalo más grande es que Dios elige a estos hermanos para confiarles un don que los supera ampliamente. Y ellos, desde su realidad, desde sus límites, desde sus fragilidades, reciben este don para representar y obrar en nombre de Cristo; como Cristo cabeza y pastor”.
El prelado recordó que son llamados a vivir el espíritu en verdad y en humildad, “para que ninguno de ustedes se crea de más, para que ninguno se engrupa”. Son admitidos, son llamados por la Iglesia y la Iglesia es Cristo, advirtió.
“Así como el Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre, por el Hijo ustedes son amados; pero serán amados por el Hijo si son capaces de guardar, en su corazón y en su vida, los mandamientos del Señor”, aseguró, y llamó a los nuevos sacerdotes a seguir los pasos de Cristo y hacer siempre la voluntad del Padre.
“Dios los llamó, los tocó a ustedes y sus familias, con las luces y con las sombras, con las gracias y con las dificultades que uno pueda encontrar; pero jamás pierdan sus raíces, jamás pierdan el contacto con sus familias, con sus comunidades de origen, para que siempre tengan un vínculo profundo y para que sean sinceros, agradecidos, honestos; para que realmente uno sepa de dónde viene, cómo camina y hacia dónde va. Eso es el Espíritu de Dios que los va guiando a cada uno de ustedes”, afirmó.
El obispo exhortó a los neopresbíteros a tener la convicción de que “hay que amar a Cristo y hay que amar a la Iglesia; porque la Iglesia es la que Cristo se entregó; la Iglesia no es una organización no gubernamental, no es un grupo de gente, ¡es la Iglesia que ha sido conquistada y lavada con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo!, por ella somos redimidos y tenemos que vivir en esa clave para mostrar que queremos seguir siendo amigos de Jesús”.
Finalmente, monseñor Frassia los llamó a sostener la Iglesia con la oración y a obrar en nombre de Cristo a través de los sacramentos. “No pongan excusas”, advirtió, y recordó que “si tienen fe y tienen amor, van a saber vivir libremente y obedecer al ministerio que esta noche Dios, por medio de la Iglesia, se los confía”.
“Hagan más creíble a la Iglesia. Sean ejemplo. Amen a Dios. Recen. Sean sacerdotes siempre. Sean santos sacerdotes, no “más o menos”. Nadie tiene vocación para abastecerse a sí mismo. Están llamados para la entrega, para el servicio, para el sacrificio y para amar más”, continuó.
“En esta noche, déjenlo entrar a Dios. Que el Espíritu Santo los marque a fuego pero tengan la capacidad, si fuera necesario, de dar la vida por el Señor y dar la vida por el Pueblo de Dios. No retiren su mano, no miren para atrás. Amen, sirvan con gozo, con entusiasmo, con fidelidad, con perseverancia y con alegría. Es lo mejor que les ha pasado para amar más”, concluyó, pidiendo la intercesión de Nuestra Señora de la Asunción y del Santo Cura Brochero.+
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