Entre los fundamentos del proyecto, se destaca la figura de la Madre Catalina, fundadora de la Congregación Esclavas del Corazón de Jesús, que colaboró en la tarea evangelizadora que desplegó en las sierras cordobesas el Santo Cura Brochero.
Con una vida ‘revolucionaria’ para su tiempo, fundó la congregación religiosa de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús (con sede en la calle David Luque del barrio General Paz, en Córdoba). “A pesar de haber sido antes esposa y madre, ayudó mucho al Cura Brochero en su obra educativa, religiosa y social”, recuerdan en la declaración.
Además, retoman la palabra de la hermana Silvia Somaré, autora de varios libros sobre la vida de la Madre Catalina, esta cordobesa fue una verdadera "rebelde" para su tiempo, ya que tanto laica como religiosa, "emprendió, inspirada por su fe, iniciativas que no encajaban en su época para la vida de una mujer", concluyen.
La ceremonia de beatificación será presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato. Se prevé que la celebración litúrgica sea multitudinaria.
Madre Catalina
Josefa Saturnina Rodríguez, luego Madre Catalina de María, nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1823 y el 29 de septiembre de 1872 fundó en la provincia el instituto de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a la educación y promoción de la mujer y atención de casas de ejercicios espirituales.
Luego de haberse casado con un hombre viudo, de haber ejercido como madre de los hijos de su cónyuge y de haber tenido una hija que murió al nacer, Catalina enviudó y decidió retomar la vocación religiosa.
En 1877, invitada por el sacerdote José Gabriel Brochero, el "Cura Brochero", se instaló en Villa del Tránsito, Córdoba, y ambos tuvieron una misión fecunda en la Iglesia de fines del siglo XIX, sobre todo en la evangelización de las sierras cordobesas y la difusión de los ejercicios espirituales.
La Madre Catalina murió el 5 de abril de 1896 en el atardecer de un domingo de Pascua y fue declarada venerable el 17 de diciembre de 1997 por el papa San Juan Pablo II.+
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