“Que Catamarca se transforme en foco difusor de espiritualidad mariana”, pidió Mons. Urbanc
“Esta fiesta es religiosa, porque surge de la fe y del amor a María; y es popular, porque la Virgen del Valle está relacionada indisolublemente con la vida del pueblo en todas sus manifestaciones”, expresó en su mensaje.
“En la Virgen del Valle se unen, pues, de un modo misterioso y admirable las convicciones religiosas y los sentires populares, lo interior y lo exterior, lo espiritual y lo temporal, la eternidad y el tiempo, abarcando de esa manera la vida toda de la persona humana. La presencia peculiar de María entre nosotros nos eleva espiritualmente y nos humaniza más perfectamente”, agregó.
El prelado advirtió que la fiesta de la Virgen “no podemos improvisarla”. “Tenemos que prepararla con esmero. Y hemos de hacerlo todos los catamarqueños porque todos, como hijos de María del Valle, estamos convocados para ser protagonistas en esta grandiosa fiesta de la común Madre celestial”, explicó.
Por eso, animó a “profundizar en el conocimiento, la valoración, la práctica y la promoción de la piedad popular, que en nuestra Catamarca tiene un nombre propio, y se llama amor a la Virgen del Valle”. “Dispongámonos, además, para insertarnos del modo más conveniente, durante el próximo mes de abril, en el Primer Encuentro Regional de Presbíteros, para acompañar a los sacerdotes del Noroeste Argentino (NOA) en la renovación de su compromiso pastoral que, por celebrarse en nuestra diócesis de Catamarca, estará transido de la presencia y del calor maternal de la Virgen del Valle”, pidió.
Llamó a ir “estudiando, celebrando y proclamando el misterio de María para participar provechosamente en el IV Congreso Mariano Nacional que, convocado por el episcopado argentino, se celebrará en la ciudad de Catamarca en 2020”, fecha que también fue declarada Año Mariano Nacional.
El obispo catamarqueño pidió “fijar la mirada del alma” en ese acontecimiento “para que nuestra Iglesia de Catamarca, heredera de los 400 años de humilde amor a la Virgen del Valle, se transforme en foco difusor de espiritualidad mariana basada en las Sagradas Escrituras, en la Sagrada Tradición, en la enseñanza de los Padres de la Iglesia, en el Magisterio eclesiástico, en la Liturgia de la Iglesia, en la reflexión de los teólogos y en las prácticas seculares de la genuina piedad mariana”, señaló.
“Que todos, a impulsos de un corazón que late haciendo circular por doquier una sincera piedad mariana, sepamos acercarnos a la Virgen del Valle con los pasos del alma para pedirle que remedie nuestra pequeñez con su grandeza, cure nuestras manchas con su santidad y aliente nuestra esperanza con su fidelidad”, concluyó.
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