En estas circunstancias tan difíciles valoramos el afecto y cercanía de tantos y el gesto de la comunidad internacional que ha venido en nuestra ayuda, haciendo posible una verdadera cultura del encuentro, sugirió.
Aspiremos a que ella se instale en todos, que sepamos mirarnos a los ojos como hermanos e hijos de un mismo mundo, sin enfrentamientos estériles. Debemos ser capaces de contemplar y capitalizar el dolor de muchos, agregó.
Monseñor Olivera invitó a que en todas las celebraciones y eucaristías se rece por nuestros 44 compatriotas del submarino ARA San Juan y por la fortaleza y consuelo de sus familias. También recemos por nuestra Patria y sus instituciones.
En estos momentos, necesitamos más que nunca la valentía de la fe. Tengamos confianza, el Señor es nuestra fortaleza, concluyó.
Texto del comunicado
En estos días, nos ha tocado vivir como Iglesia Diocesana y como Obispo Castrense, la dolorosa dimensión de la Iglesia-hospital de campaña, como dice el papa Francisco.
Junto a los capellanes, en este momento en que la incertidumbre se instala en todos los argentinos ensombreciendo nuestros pensamientos y sentimientos, nos sentimos llamados a anunciar que la omnipotencia de Dios se manifiesta en su misericordia: Dios nos mira siempre con amor, para cumplir en nosotros sus designios providentes.
Y misericordia significa antes que nada curar las heridas, ir con espíritu acogedor hacia las personas dolidas que abrirán sus corazones cada vez más al amor de Dios: familias, compañeros, superiores, de estos servidores de la Patria que abrazando con pasión este llamado, han enfrentado graves peligros, entregándose como fecundo don.
Sabemos que fe y esperanza caminan juntas y que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto; una tarea sin descanso que exige el compromiso de todos. En esta situación tan dolorosa cuando se presenten los conflictos, respetemos la dignidad más profunda del hermano. En estas circunstancias tan difíciles valoramos el afecto y cercanía de tantos y el gesto de la comunidad internacional que ha venido en nuestra ayuda, haciendo posible una verdadera cultura del encuentro. Aspiremos a que ella se instale en todos, que sepamos mirarnos a los ojos como hermanos e hijos de un mismo mundo, sin enfrentamientos estériles. Debemos ser capaces de contemplar y capitalizar el dolor de muchos.
En todas nuestras celebraciones y Eucaristías recemos por nuestros 44 compatriotas del Submarino ARA San Juan y por la fortaleza y consuelo de sus familias. También recemos por nuestra Patria y sus Instituciones. En estos momentos, necesitamos más que nunca la valentía de la fe. Tengamos confianza, el Señor es nuestra fortaleza.+
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