"Es inaceptable que seres humanos sean perseguidos y asesinados por motivo de su pertenencia religiosa. Toda persona tiene derecho a profesar libremente y sin constricciones su propio credo religioso", advirtió.
El pontífice señaló que la historia de esta minoría, rica de espiritualidad y cultura, está marcada por indecibles violaciones de los derechos fundamentales de la persona humana: secuestros, esclavitud, torturas, conversiones forzadas, matanzas, y por la destrucción de santuarios y lugares de culto, además de verse obligados a huir de las violencias dejando todo lo que tenían.
"Ante la tragedia que están perpetrando a vuestra comunidad, se comprende, como dice el Evangelio, que el corazón del hombre puede desencadenar las fuerzas más oscuras, capaces de llegar a planificar la eliminación del hermano, a considerarlo enemigo, adversario o incluso un individuo privado de la dignidad humana", lamentó.
"Una vez más alzo mi voz en favor de los derechos de los yazidíes, sobre todo por su derecho a existir como comunidad religiosa. Nadie puede atribuirse el poder de eliminar un grupo religioso porque no es parte de los 'permitidos'", agregó.
Francisco tuvo palabras para los yazidíes raptados por los terroristas y expresó su deseo de que se haga "todo lo posible" para salvarlos, a fin de localizar a los desaparecidos y dar "digna sepultura" a todos los que hayan sido asesinados.
La Comunidad internacional no puede permanecer como espectadora muda e inerte ante este drama, reclamó.
Francisco alentó tanto a las instituciones y a las personas de buena voluntad pertenecientes a otras comunidades a contribuir a la reconstrucción de sus casas y lugares de culto.
Que no se descuiden esfuerzos concretos para crear las condiciones idóneas al regreso de los prófugos a sus casas y preservar la identidad de la comunidad yazidí. Que Dios nos ayude a construir juntos un mundo donde se pueda vivir en paz y fraternidad, concluyó.+
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