Según relataron, fue un momento para que los jóvenes que se forman para el sacerdocio compartan un diálogo más cercano con su obispo y un tiempo propicio para hablar sobre sus experiencias, expectativas y sobre el camino que eligieron para sus vidas.
Monseñor Canecín realiza esta convivencia anual desde el primer año de su ministerio episcopal. La primera, hace tres años, fue en el instituto vocacional San Carlos Borromeo e incluyó una misión en el paraje Remanso, de Goya. El segundo año, también en esta ciudad, se realizó en cercanías del Puerto Exterior, a la vera del riacho Goya. Finalmente, en 2018, el vicario general de la diócesis, presbítero Juan Carlos López, que es oriundo de Paraná, “nos invitó a desplazarnos hasta Paraná” y allí fueron recibidos en una parroquia de los padres salesianos, explicó el obispo, que destacó que fue una “gracia de Dios” poder realizar esta convivencia por tercer año consecutivo.
Acompañaron al obispo los sacerdotes Juan Carlos López, José María Benítez, Ariel Giménez, Daniel Alarcón Sotelo y Eduardo Gschwind SDB.
El prelado relató que fueron alternando la “salida” para conocer diferentes lugares y “un espacio quedándose en la casa para una vida más interna”. El objetivo fue la “convivencialidad”, es decir, “el compartir fraterno, convivir una semana, rezando juntos y las experiencias de su etapa de formación sacerdotal”, añadió.
Los religiosos y los seminaristas practicaron pesca deportiva en el Club de Pescadores y visitaron el centro de Paraná acompañados por la Pastoral de Turismo de la arquidiócesis. Visitaron un hogar sacerdotal donde residen ocho sacerdotes mayores “visitados ya por la ancianidad y la enfermedad, que se encuentran en ese lugar atendidos por una comunidad religiosa”. Fue una muy buena experiencia porque pudieron “compartir con estos hermanos sacerdotes que gastaron y entregaron la vida”, detalló monseñor Canecín.
También visitaron la Mariápolis, lo que les permitió conocer desde “adentro y muy de cerca la experiencia del movimiento focolar” fundado por Chiara Lubich. Además, visitaron el monasterio Abba Padre donde viven monjas de clausura y recorrieron el seminario arquidiocesano de Paraná, donde se forma el seminarista Pablo Stortti, de la diócesis de Goya.
“Hemos regresado a la diócesis con mucha alegría y gozo”, expresó monseñor Canecín y dijo que es su deseo “hondo y profundo” que “poco a poco” esta experiencia se vaya “consolidando y nos encontremos en un espacio de gratuidad para la convivencia y el compartir, estar y rezar juntos y que crezca la fraternidad entre nosotros”. “Que, en algún momento, quiera Dios regalarnos la gracia de que participen todos los presbíteros y diáconos de la diócesis con los seminaristas y el obispo”, manifestó.+
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