Preocupa a Mons. Aguer el desempleo y la deuda externa

Preocupa a Mons. Aguer el desempleo y la deuda externa

La Plata (Buenos Aires) (AICA): El arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, manifestó su preocupación por el problema de la falta de trabajo genuino y porque considera que el país se está endeudando en forma vertiginosa. Lo dijo en su habitual columna en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido el sábado 27 de enero por el Canal 9 de TV.
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, manifestó su preocupación por el problema de la falta de trabajo genuino y porque considera que el país se está endeudando en forma vertiginosa. Lo dijo en su habitual columna en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido el sábado 27 de enero por el Canal 9 de TV.

Trabajo y desempleo
“Una de las urgencia más graves de la Argentina de hoy en el orden económico y social, en mi opinión -comenzó diciendo el prelado platense-, es la necesidad de crear trabajo genuino. En definitiva es el problema del trabajo porque hay mucha gente desocupada, muchísima gente desocupada y entre los jóvenes principalmente. El acceso al mundo laboral de los jóvenes es algo muy complicado y no ha mejorado mucho eso que yo sepa”.

Y continuó: “Hay otra cuestión que se añade, según he leído recientemente, y es la problemática de personas que ya tienen 45 o 50 años y que por alguna razón han debido dejar su trabajo o han sido despedidas y quieren reinsertarse al mundo laboral. Observo que es prácticamente imposible. En este sentido se da una especie de contradicción porque por un lado hay miles de jóvenes que no consiguen trabajo y por otro lado en algunas tomas de empleo se privilegia a los jóvenes y se descarta a los mayores de 45 o 50 años que tienen una buena experiencia laboral incluso avalada por títulos valiosos. Esto muestra que hay algo que no se está resolviendo todavía y creo que es fundamental porque lo principal es que la gente pueda vivir de su trabajo, de un trabajo verdadero, que no viva de limosna o de planes como ha pasado en los últimos 10 o 15 años sino que pueda vivir realmente de su trabajo. Además eso es lo que aporta al desarrollo nacional, al cimiento verdadero del país”.

La deuda externa
“Algo que yo asocio con esto y que veo también con mucha preocupación es la toma de deuda. El país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos”, expresó seguidamente.

“Reconozco que no soy un experto en estas cosas y sé que hay quienes con autoridad pueden llegar a discutir esta opinión. Yo miro el hecho desde la Doctrina Social de la Iglesia y, además, con experiencia personal, porque ya hubo una crisis anterior con el tema de la deuda externa y yo intervine personalmente ya siendo obispo. Recuerdo una famosa audiencia en el Congreso de la Nación, estaba el doctor Eduardo Duhalde y el diputado Mario Cafiero. Hubo una crisis grave de la deuda con lo que se llama genéricamente deuda externa. También escribí sobre eso porque, precisamente, en la Doctrina Social de la Iglesia aparece claramente esta problemática”.

“Ahora veo -prosiguió monseñor Aguer- que el país toma deuda y toma deuda. Tal vez me digan que son inversiones importantes, inversiones productivas porque supongo que no se tomará deuda para pagar gastos corrientes porque si así fuera estaríamos fritos ya de entrada. Pero aun así uno se pregunta cuándo y quién va a pagar esa deuda. No avalo la teoría de que hay que vivir con lo nuestro y no es asunto mío eso, pero me preocupa el qué va a pasar porque tenemos una experiencia muy traumática”.

“Recuerdo el famoso préstamo de la Baring Brothers que en 1821 lo tomó Rivadavia y creo que lo terminó de pagar en el siglo XX el presidente Figueroa Alcorta. Por eso me pregunto: ¿Quién va a pagar esto? ¿Cómo? ¿Se podrá pagar verdaderamente? Dejo estos interrogantes porque en la Doctrina Social de la Iglesia se alerta sobre la cuestión de la deuda internacional”.

“Creo -reflexionó finalmente el arzobispo de La Plata- que habría que clarificar de quién se toma deuda, en qué condiciones y si esas condiciones no son usurarias, y sobre todo para qué se va a usar ese dinero y esto es lo fundamental, porque si no, vamos a repetir experiencias y, desgraciadamente, nuestro país que está hecho para cosas más grandes ha repetido experiencias negativas por ciclos. ¿Y quién paga los platos rotos? Lamentablemente los pagan los más pobres, siempre los pagan los más pobres”.

“¿Qué les vamos a dejar a las futuras generaciones? Comparto mi preocupación con todos ustedes y, de paso, se las dejo a ustedes también”, concluyó.+

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