Reflexionando sobre el relato que hace el evangelista Juan, el prelado señala cómo "Cristo empieza a formar sus discípulos, acompañantes, colaboradores; elige a muchos de ellos que eran pescadores, los llama, los sorprende, su presencia entra en la vida de ellos, provoca una reacción, provoca un antes y un después, es una definición".
"Lo mismo probablemente les pasó a todos los que siguieron al Señor más de cerca. En un momento Dios irrumpe en la vida de una persona y esa vida responde totalmente y de un modo exclusivo. Esa es la vocación. La vocación es seguirlo a Él, pero seguirlo a Él también lleva al cumplimiento de una misión, así como dijo a Pedro: 'Tú eras pescador de peces pero ahora serás pescador de hombres'. Le cambió la misión", explicó monseñor Frassia.
"Por eso -prosiguió el prelado- siempre digo que vocación y misión van de la mano. Dios te llama para una misión y en la vida concreta te llama para amar más; te llama para imitarlo, para seguirlo, para representarlo y para dar testimonio de que Jesús está vivo y no está muerto".
Por último el obispo de Avellaneda-Lanús expresó su deseo de que "Dios siga llamando a muchos jóvenes; que muchos jóvenes puedan seguir escuchándolo y respondiéndole sin miedo, porque el miedo a veces paraliza; el miedo a la responsabilidad, a la entrega, a la renuncia, al sufrimiento, a la soledad, pueden paralizar. Pero la presencia de Dios nos ayuda a superar estos miedos y hacernos más libres y disponibles. Que muchos escuchen la voz del Buen Pastor y que lo puedan seguir hasta el final.+
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