Mons. Sánchez: “¡Este es mi Rey, este es el Señor de mi vida!”
Al realizar la bendición de los ramos, el arzobispo animó a levantar los ramos desde los hogares tucumanos y expresó: “Jesús entró en Jerusalén y nosotros recordamos su entrada. Sigamos al Señor para que por la gracia que brota de su cruz lleguemos a tener parte de su resurrección y su vida”.
Más adelante, en su homilía, el prelado habló de Jesús como aquel que “viene a meterse en nuestra vida para enseñarnos cómo ser hijos de Dios”, e invitó a la comunidad a preguntarle al Señor durante esta Semana Santa: “¿Qué nos querés decir? ¿Qué nos querés enseñar? ¿Qué nos querés mostrar?”, pidiendo “un oído atento” para no “resistirnos como discípulos”.
Monseñor Sánchez mostró a un Jesús que “al asumir la realidad humana, asumió el dolor de toda la humanidad. Lo asumió con su propia carne y su propia vida, dejó de ser Dios y asumió los dolores propios de la humanidad”. Sin embargo, reflexionó, “a veces nos ocurre a los hombres, al pueblo de Dios creyente, que confundido y sin discernimiento se deja manipular y pide la muerte de Jesús, del inocente”.
“Jesús asume el dolor, el sufrimiento, la angustia… hasta le toca estar preso siendo inocente. Experimenta ese límite de la realidad humana. Aquel que podía salvarlo se lavó las manos y los discípulos que habían estado con Él y lo habían escuchado, no hicieron nada”, recordó monseñor Sánchez, y afirmó: “Este es el Hijo de Dios que nosotros queremos, el que se ha hecho Señor de nuestra historia para transformarla y para decirnos que nuestro dolor, nuestros sufrimientos e injusticias, Él las sufrió en carne propia. Pero la muerte no tiene la última palabra, porque Él ha vencido a la muerte”.
El arzobispo tucumano deseó que el pueblo pueda hacer la profesión de fe y decir: “Realmente este es el Hijo de Dios”. “El que está colgado en esa cruz, sangriento y abriendo sus brazos, no para cachetearme sino para abrazarme. ¡Este es mi Rey, este es el Señor de mi vida! En Él creo, a Él sigo, a Él lo escucho. Me voy configurando con este Hijo de Dios que a costa del dolor y el sufrimiento padeció por mí”. Al ser crucificado, Jesús “no consideró su igualdad con Dios, sino que se anonadó a sí mismo y tomó la condición de siervo”.
Monseñor Sánchez rogó para que “cada uno de nosotros podamos, en esta Semana Santa que iniciamos, en este tiempo de pandemia, de crisis, de dolor, que reflexionemos, pensemos, recemos, discernamos y escuchemos. El Señor nos quiere decir algo. Cuánto tenemos que cambiar en nuestro corazón, convirtiéndonos al amor. Cuánto tenemos que hacer morir el egoísmo, la violencia, para poder vivir de una manera distinta y considerar que el otro es mi hermano”.
Monseñor Sánchez animó a los tucumanos a ayudarse mutuamente: “No nos podemos quedar encerrados. Sí, dentro de casa, pero levantando la cabeza, siendo solidarios. Salgamos de nosotros mismos y, a la vez, aclamemos al Señor como nuestro Rey, dejándonos abrazar con su amor misericordioso para construir su Reino”. Y concluyó: “Que la ternura de María, que acompañó a Jesús hasta el pie de la cruz, nos acompañe a nosotros”.+
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