El Papa invita a adentrarnos en el misterio de la Navidad de la mano de María y José
El Papa recordó que el próximo domingo es Navidad y nos invitó en esta semana a “encontrar algún momento para detenernos, hacer un poco de silencio, e imaginar a la Virgen y a san José que están yendo hacia Belén: el camino, el cansancio, pero también la gloria, la conmoción.
El Santo Padre explicó que María se nos presenta en el Evangelio a la luz de la profecía que anuncia que “una virgen concebirá y dará a luz un hijo”. Francisco señaló que “el evangelista Mateo reconoce que esa profecía se ha cumplido en María, la cual concibió a Jesús por medio del Espíritu Santo, sin intervención de José. El Hijo de Dios ‘viene’ en su seno para hacerse hombre y él lo acoge. De esta forma, de un modo único, Dios se acerca al ser humano tomando la carne de una mujer”.
El “otro protagonista del Evangelio de hoy es San José”, dijo el pontífice y destacó el pontífice la figura de San José, que “frente al extraordinario acontecimiento, que ciertamente suscita en su corazón tantas preguntas, se fía totalmente de Dios y, siguiendo su invitación, no repudia a su prometida y la acoge con él”.
“José nos anima a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirlo con confianza plena”, señaló Francisco.
El Papa recordó que “es Dios que se acerca a nosotros. ¿Le abro la puerta al Señor cuando siento una inspiración interior, cuando siento que me pide hacer alguna cosa en favor de los demás, cuando me llama a la oración? Dios con nosotros, Dios que se acerca a nosotros”.
Palabras del papa Francisco
“¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!”. La liturgia del cuarto y último domingo de Adviento se caracteriza por el tema de la cercanía de Dios a la humanidad. El pasaje del evangelio (cfr Mt 1,18-24) nos muestra a dos personas que más que todas las otras fueron involucradas en este misterio de amor: la Virgen María y su esposo san José.
María es presentada a la luz de la profecía que dice: “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo”. El evangelista Mateo reconoce que esto sucedió en María, quien concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sin necesidad de José. El Hijo de Dios “viene” a sus entrañas para volverse hombre y Ella lo acoge.
Así, de manera única, Dios se acercó al ser humano tomando la carne de una mujer. También para nosotros, de manera diversa, Dios se acerca con su gracia para entrar en nuestra vida y ofrecernos como un don a su Hijo.
¿Y nosotros qué hacemos? Lo recibimos o lo rechazamos? Como María, que ofreciéndose libremente al Señor de la historia le ha permitido cambiar el destino de la humanidad, así también nosotros recibamos a Jesús y busquemos de seguirlo cada día, para cooperar con su designio de salvación sobre nosotros mismos y sobre el mundo.
María aparece por lo tanto como modelo al que es necesario mirar y un apoyo sobre el cual contar en nuestra búsqueda de Dios y en nuestro empeño para construir la civilización del amor.
El otro protagonista del evangelio de hoy es san José. El evangelista pone en evidencia como José por sí mismo no puede explicarse lo sucedido que ve verificar bajo sus ojos, o sea que María estaba embarazada.
Justamente entonces, Dios le es cercano con su mensajero y él es iluminado sobre la naturaleza de aquella maternidad: “El Niño engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”. Así delante del hecho extraordinario, que seguramente suscita muchos interrogantes, se confía totalmente en Dios y siguiendo su invitación no rechaza a la prometida esposa, sino que la toma consigo.
Recibiendo a María, José recibe sin saberlo y con amor a Aquel que en ella fue concebido por obra admirable de Dios, para quien nada es imposible. José, hombre humilde y justo nos enseña a confiar siempre en Dios, a dejarnos guiar por Él con voluntaria obediencia.
Estas dos figuras, María y José, que recibieron primeros a Jesús mediante la fe, nos introduzcan en el misterio de la Navidad. María nos ayuda a ponernos en una actitud de disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en nuestra vida concreta, en nuestra carne. José nos incita a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirla con plena confianza
“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel”, que traducido significa: «Dios con nosotros»”. Este anuncio de esperanza que se cumple en Navidad lleve a su cumplimiento la espera de Dios también en cada uno de nosotros, en toda la Iglesia y en tantos pequeños que el mundo desprecia, pero que Dios ama”.
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