Mons. Arancedo: “La conversión es el primer acto de caridad para con mis hermanos”
El prelado explicó las dos dimensiones expresadas en los pasajes evangélicos: “Conviértanse, porque el Reino de Dios está cerca” y “Una voz grita en desierto: preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”.
“Lo primero es un llamado a la conversión, algo más personal; luego una invitación a allanar el camino del Señor, a quitar todo aquello que dificulte su encuentro con los hombres”, subrayó y consideró que estas dimensiones pueden “ayudar a vivir este tiempo de Adviento”.
“En primer lugar la conversión, que si bien puede tener un momento puntual en nuestra vida debe ser algo permanente. Ella nos habla de una actitud de crecimiento espiritual que tiene por horizonte último la plenitud de la eternidad; nos habla de la necesidad de revisar nuestra vida para mantener viva la presencia de Jesucristo como ideal y proyecto”, precisó.
“Esto no nos debe desanimar, porque él mismo nos ha enviado su Espíritu para acompañarnos y darnos como dones la “sabiduría y fortaleza”, que nos permitan avanzar en este camino no siempre fácil, pero que es nuestra verdad y nuestra vida”, agregó.
El arzobispo aseguró que “el allanar los caminos del Señor lo podemos leer desde nosotros, es decir, quitar en mí todo lo que se oponga a la llegada del Señor a mi vida; pero también lo podemos considerar desde el camino del Señor a mis hermanos”.
“¡Cuánta opacidad puede presentar nuestras vidas para que ellos vean en nosotros una presencia viva del Señor! Nuestra presencia no es indiferente para aquellos que están alejados. El testimonio de un cristiano es el comienzo de un camino de encuentro con el Señor. San Pablo les decía a los Colosenses: ‘A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio que es Cristo en ustedes, la esperanza de la gloria’. Podemos decir que nuestra conversión es el primer acto de caridad para con mis hermanos”, concluyó.+
Publicar un comentario