La actividad tuvo como objetivo celebrar la fe y la cultura y destacar los procesos de integración. Instaurado en el 2000 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Día Internacional del Migrante se celebra cada 18 de diciembre y busca reconocer la gran contribución -a menudo ignorada- que millones de migrantes hacen a la economía y al desarrollo de los países en todo el mundo, y al mismo tiempo analizar los desafíos que la migración presenta para el futuro.
Con la premisa de que “Los migrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida digna”, la Municipalidad de la ciudad de Río Gallegos convocó, a través del equipo diocesano de Pastoral Migratoria, a las comunidades migrantes a celebrar este día.
Como cierre del izamiento, las comunidades argentinas representadas por el grupo Kaani del Sur y la agrupación folclórica “Estrellitas Australes”, en representación de la comunidad chilena, ofrecieron un espectáculo de danza.
El equipo diocesano de la Pastoral Migratoria acercó a la comunidad de toda la diócesis que comprende las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego –tierra de migrantes por excelencia– un fraternal saludo y su reconocimiento por el engrandecimiento de estos territorios.
El obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, envió un mensaje a las comunidades migrantes, en el que expresó que “la Iglesia reconoce que en la realidad de la movilidad humana forzada, el perfil dominante de la pobreza y los sufrimientos produce frecuentemente dramas y tragedias en los migrantes, como es el tráfico y la trata de personas”.
Haciéndose eco de las palabras de Francisco, el obispo recordó que “los migrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del hambre, de la explotación y de la injusta distribución de los recursos del planeta”, y reconoció también los aspectos positivos de las migraciones “en el desarrollo económico y cultural de las comunidades de acogida”.
La misión de la iglesia y de la sociedad toda, expresó, es “favorecer la auténtica integración en las sociedades donde todos y cada uno sean miembros activos y responsables del bienestar del otro asegurando el ejercicio de los plenos derechos de ciudadanía, integración y participación activa en la vida del lugar de acogida”.
Monseñor D’Annibale manifestó además la necesidad de garantizar las condiciones necesarias para permanecer en la tierra natal, y reafirmar así el derecho a “no migrar”. Con un mensaje de Benedicto XVI, convocó a la comunidad a que cada día “seamos luces de Fe y Esperanza en medio de la realidad migratoria actual, y de aquellos que seguirán migrando, al vasto territorio de nuestra diócesis”.+
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