Consudec: “El desafío de la educación católica es una nueva humanización del hombre”
El sacerdote concedió una entrevista al diario El Libertador, en la que planteó cuál es el desafío de la educación católica en un momento cultural de “cambio de época” y advirtió que los valores fundamentales del cristianismo, la libertad, la fraternidad y el respeto al otro parecen haber “perdido energía”.
Al ser consultado sobre qué salida propone la Iglesia frente a este contexto, el padre Álvarez respondió: “La solución nos abre dos caminos: Establecemos gobiernos que pongan leyes que regulen y que no nos dejen ser malos, o entendemos que el cristianismo se encuentra en el desafío de volver a poner en el origen del corazón del hombre una nueva humanidad”.
“Nosotros, llevamos entre manos ese corazón nuevo. La clave nos la da el papa Francisco, insistiendo sobre la atención al otro, entendiendo que el otro es un bien para mí, insistiendo en humanizarnos, en no pasar delante de las necesidades del otro, del inmigrante o del que está sufriendo, sin mirarlo a los ojos, sin una atención, sin un acompañamiento”, agregó.
“Hoy nos encontramos ante un desafío enorme, o nos volvemos humanos o seguimos una humanidad sin corazón pero con leyes que regulen una vida que no queremos tener. Está en nuestras manos elegir qué tipo de vida vamos a dejar para nuestros hijos”, sostuvo.
-¿Cuál es el principal desafío de la educación católica?
-Tenemos un desafío principal y tiene que ver con que estamos en un momento cultural en Occidente que representa un cambio de época, y llamamos cambio cultural a aquellos momentos que han sido como una bisagra en la evolución del hombre.
La humanidad sufre un proceso similar al que sufre el ser humano en su crecimiento, cuando es niño necesita un padre cerca, cuando va creciendo viene el tiempo de la rebeldía y después, llega la juventud y los grandes ideales. En nuestra humanidad, durante muchos años se ha dado una etapa de infancia y de adolescencia donde primero, la iglesia ha sido madre y ha creado en Occidente una cultura cristiana. Al llegar a la adolescencia, hemos encontrado el tiempo de la Revolución Francesa y del Modernismo, donde el hombre intentó tomar las riendas de la propia vida y por tanto, Dios dejó de ser el centro del hombre para ser el hombre mismo el centro; y ha conservado esta búsqueda de independencia.
Los valores fundamentales del cristianismo, la libertad, la fraternidad, el respeto por el otro han perdurado durante muchos años pero precisamente, el cambio de época de hoy responde a que después de dos mil años de valores de origen cristiano éstos han perdido la energía, no convencen y tenemos un problema serio de convivencia entre las personas. ¿Cuáles son los límites? ¿Está bien que de su vida cada uno haga lo que quiera? Y, ¿hasta dónde no perjudica al otro?
Hoy la sociedad vive un hastío de violencia de robos, de miedos, de invasión de la vida del otro y también estamos un poco cansados de este tipo de cosas: Hay síntomas de ello, como en Francia, cuna de la libertad y de la democracia, donde obtuvo un 30 por ciento de votos una candidata de una derecha acérrima, llama mucho la atención. En Estados Unidos, esta sorpresa que ha significado el triunfo de Trump, un hombre que viene poniendo límites y poniendo muros. Todo esto expresa precisamente que una gran cantidad de gente está cansada.
-¿Y qué salida propone la Iglesia frente a este contexto?
-La solución nos abre dos caminos: Establecemos gobiernos que pongan leyes que regulen y que no nos dejen ser malos, o entendemos que el cristianismo se encuentra en el desafío de volver a poner en el origen del corazón del hombre una nueva humanidad.
Y nosotros, llevamos entre manos ese corazón nuevo. La clave nos la da el Papa Francisco, insistiendo sobre la atención al otro, entendiendo que el otro es un bien para mí, insistiendo en humanizarnos, en no pasar delante de las necesidades del otro, del inmigrante o del que está sufriendo, sin mirarlo a los ojos, sin una atención, sin un acompañamiento.
-Es un gran desafío…
-Sí. Hoy nos encontramos ante un desafío enorme, o nos volvemos humanos o seguimos una humanidad sin corazón pero con leyes que regulen una vida que no queremos tener. Está en nuestras manos elegir qué tipo de vida vamos a dejar para nuestros hijos.
-¿Sobre qué temas se trabajarán durante el Curso de Rectores 2018?
-Precisamente, estos van a ser temas esenciales. Tenemos que hacer una revolución de la ternura, nosotros hemos conocido y tenemos experiencia de la ternura en la iglesia y esta mirada del papa Francisco hacia los nuevos desafíos nos ayudan a ser inspiración para que este nuevo congreso sea de verdad útil a la sociedad, una propuesta para el hombre y un camino para emprender con nuevos bríos esta misión que el Señor nos encomienda.
Informes: www.consudec.net.+
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