En los 60 años de la diócesis, Mons. Lugones animó a tener “espíritu de comunión”
La misa fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell; el ex obispo auxiliar de Lomas de Zamora y actual obispo de Morón, monseñor Jorge Vázquez; el vicario general, presbítero Hugo Barrios, y los sacerdotes presentes.
En su homilía, el obispo recordó el llamado que hizo a su diócesis en ocasión del Corpus Christi: “Eucaristizar nuestro camino”, pidió, en una actitud de gratitud y “desde el recuerdo de tantas hermanas y hermanos que a lo largo de estos años han sembrado con su entrega generosa los frutos que nosotros hoy recogemos”.
Al cumplirse 60 años, monseñor Lugones hizo memoria agradecida del sacrificio, oración y misión, catequesis y trabajo social, apertura al diálogo, todas estas “notas del amor que nos hermana”.
Al igual que en la misa de Corpus Christi, el obispo citó la primera carta pastoral de monseñor Castellano, titulada “Todo por la caridad y en la paz”, fechada el 29 de junio de 1957: “La acción de la Iglesia debe abarcar todo el ámbito de la dignidad humana… para ello todos debemos colaborar, en primer lugar el clero diocesano y el regular, un solo clero en definitiva”.
“Jesús, hoy como diócesis, comunidad de comunidades, nos sigue enviando a descubrir rostros, predicar a personas, llevar el Evangelio a cada uno, curar las enfermedades y dolencias más rebeldes como la pasividad, la resignación, el aislamiento, la indiferencia, el desinterés, la mediocridad, la difamación”, sostuvo el prelado.
En el día del Pontífice, monseñor Lugones advirtió con tristeza que el papa Francisco, reconocido y querido en todo el mundo, es cuestionado en su propia patria: “Le cuestionan a Francisco que reciba a los pecadores o algún corrupto, la discusión no está en que se ocupe de los enfermos, de los presos, de los migrantes, de los hambrientos, de los sin techo, de los que no tienen trabajo, de los descartados, que denuncie la guerra, el tráfico de armas, la trata de personas, que propicie la paz, la justicia, el encuentro y predique el Evangelio a todos… la crítica de sus compatriotas se basa en ver a quién recibe, o si hoy sonríe más que ayer, o ¿por qué no viene a la Argentina si tanto lo necesitamos?, o si pasará volando por Buenos Aires o dará un rodeo por la Antártida para no ser visto… Les diría, para serenar las mentes, aquietar las lenguas y examinar las conciencias, lo siguiente: escuchen qué dice el Papa y qué hace en su vida cotidiana, si llegan a descubrir que él es coherente, imiten lo bueno.”
“Todos somos hijos de la Iglesia y deberíamos sentirnos recibidos así en la Iglesia”, afirmó el obispo, y destacó que “como diócesis somos distintos, pero animados por un mismo Espíritu, el espíritu de comunión”.
La celebración eucarística contó con la presencia de todos los miembros de la Iglesia diocesana: parroquias, capillas, Seminario, congregaciones religiosas, movimientos laicos, colegios, sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos, laicos consagrados y fieles.+
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