Mons. Zanchetta llamó a “repensar la vida de la diócesis en clave de misión"

Mons. Zanchetta llamó a “repensar la vida de la diócesis en clave de misión"

San Ramón de la Nueva Orán (Salta) (AICA): El obispo de Orán, monseñor Gustavo Zanchetta, presidió la misa de apertura del primer Sínodo Diocesano, que tuvo lugar en la catedral San Ramón Nonato, durante las vísperas de la solemnidad de Corpus Christi. En su homilía, el obispo llamó a “presentar el anuncio de Jesucristo, Señor y Salvador, con valentía, audacia y ardor testimonial, integrando mejor en la acción pastoral la opción por los pobres, la promoción humana y la evangelización de la cultura.
En vísperas de la solemnidad de Corpus Christi, la diócesis de Orán dio inicio al primer Sínodo Diocesano, con una misa presidida por el obispo, monseñor Gustavo Zanchetta, en la catedral San Ramón Nonato.

Fieles de todo el territorio de la diócesis se hicieron presentes para honrar a Jesús, “que se hace vida cuando el pueblo de Dios se reúne en torno a este altar que es fuente de bendición y esperanza para todos”, expresó el obispo, y recordó que “el mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras hasta que venga, no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre”.

“Hoy nosotros como Iglesia somos sostenidos en medio de muchas pruebas por el mismo Señor que nos alimenta y a la vez nos desafía a que seamos fieles a lo que nos pide; para amar y servir, para lavar los pies de la humanidad y hacer presente al Señor de la vida y de la historia”, aseguró monseñor Zanchetta.

La certeza que nos sostiene, manifestó el obispo, para no perder el rumbo como pueblo de Dios, se refleja en la frase “el que me come vivirá por mí”, y su Espíritu Santo “nos empuja para escuchar cuando Dios nos habla, creer en la fuerza transformadora de su Palabra, esperar con la certeza de la fe y amar sin condiciones tal como lo hizo Jesús”.

El Espíritu “conduce la Iglesia a la verdad total, la une en la comunión y el servicio, la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la adorna con sus frutos”, afirmó el prelado, y sostuvo que “con la fuerza del Evangelio, el Espíritu rejuvenece a la Iglesia, la renueva sin cesar y la lleva a la unión perfecta con su esposo”.

Este primer Sínodo Diocesano, explicó monseñor Zanchetta, “es precisamente un instrumento para renovar nuestra querida Iglesia particular de la Nueva Orán, asumiendo la rica historia vivida en estos años y proyectándonos hacia los tiempos que vendrán con el mismo amor y la misma pasión que supieron ofrecer nuestros mayores; aquellos que nos precedieron en el anuncio del Evangelio en esta bendita tierra del norte de la patria”.

“Los trabajos sinodales se ordenan a fomentar la común adhesión a la doctrina salvífica y a estimular a todos los fieles al seguimiento de Cristo”, detalló, y agregó que “favorece el dinamismo apostólico de todas las energías eclesiales bajo la guía de los legítimos pastores”.

El obispo definió este tiempo como “oportuno para valerme de este instrumento que la Iglesia, en su sabiduría y experiencia, nos sugiere a los obispos a fin de que nos dejemos ayudar aún más en nuestra misión apostólica, y a la vez escuchemos atentamente la voz del pueblo de Dios para contemplar los signos de los tiempos a la luz de la Palabra, del Magisterio y de la Tradición de la Iglesia”.

“El criterio que debe guiar al obispo en tal decisión son las necesidades de la diócesis y del gobierno diocesano. Entre los motivos, el obispo también tendrá en cuenta la necesidad de promover una pastoral de conjunto, de aplicar normas u orientaciones superiores en el ámbito diocesano, los problemas particulares de la diócesis que necesiten de una solución compartida y la necesidad de una mayor comunión eclesial”, añadió el prelado.

Asimismo pidió vivir el Sínodo “como un acontecimiento de gracia y salvación que nos desafía a asumir el camino pastoral que venimos realizando, y a tener la audacia de sentirnos urgidos por los nuevos horizontes que vamos descubriendo para proyectarnos como Iglesia en salida”, y llamó a “repensar la vida de nuestra diócesis en clave de misión, particularmente hacia las periferias existenciales que esperan de nosotros un compromiso estable, serio y testimonial, y en comunión con las opciones pastorales ya asumidas por la Iglesia argentina en función de la nueva evangelización”.

Para finalizar, el obispo llamó a “presentar el anuncio de Jesucristo, Señor y Salvador, con valentía, audacia y ardor testimonial, integrando mejor en la acción pastoral la opción por los pobres, la promoción humana y la evangelización de la cultura. Nunca hemos de disociar la santificación del cumplimiento de los compromisos sociales. Estamos llamados a una felicidad que no se alcanza en esta vida. Pero no podemos ser peregrinos del cielo si vivimos como fugitivos de la ciudad terrena”.

“El compromiso que asumen hoy frente a su obispo y a toda la diócesis, los constituye a ser – como los apóstoles – servidores y testigos del resucitado a fin de animar a todas las comunidades para que juntos le demos a nuestra Iglesia diocesana de la Nueva Orán un nuevo impulso evangelizador”, concluyó, pidiendo que “pongamos el corazón y toda nuestra disponibilidad para ello, trabajemos por ese Reino y busquemos ser justos, obrando por cierto con misericordia, pero sin creer que podemos solos. Y dejemos que el Espíritu de Dios, que sigue soplando en esta bendita tierra y nos impulsa a la misión, nos dé la paciencia para saber esperar lo que el Padre común quiere mostrarnos, sabiendo que todo es obra suya, y nosotros no somos más que ‘simples servidores’”.+

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