Participaron de la misión monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Comisión Episcopal Argentina; monseñor Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná y referente de la Región Litoral; monseñor Eduardo Eliseo Martín, arzobispo de Rosario y presidente de la Comisión episcopal de Educación; monseñor Héctor Cardelli y monseñor Hugo Santiago, de la diócesis de San Nicolás; monseñor Luis Collazuol, obispo de Concordia, monseñor Gustavo Help, obispo de Venado Tuerto y monseñor Luis Fernández, de la diócesis anfitriona.
Entre los momentos más importantes de la misión se destaca la visita de los pastores a familias de barrios periféricos, donde se acercaron especialmente a los enfermos. También celebraron misa en las capillas de estos barrios y compartieron con las distintas comunidades, que los recibieron con alegría y emoción.
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, presidente de la Comisión episcopal de Educación, ofreció en la tarde del lunes una charla sobre “Una educación para la Argentina de hoy” en un colmado auditorio de la Universidad Católica de Santiago del Estero, departamento académico Rafaela. Asistieron docentes, directivos, religiosos, alumnos secundarios y universitarios.
La intención de su charla fue subrayar el valor de la persona del educador: “En nuestra educación necesitamos revalorizar la vocación docente porque no solo es una profesión, porque tiene algo que comunicar, pasión por hacerlo y porque quiere el bien de sus educandos", destacó el prelado durante una entrevista con el periódico local “La Opinión”.
Al ser consultado sobre la situación actual de la educación en el país, el arzobispo de Rosario consideró que “vivimos no solamente en la Argentina sino también en Occidente en lo que se ha dado en llamar una ‘emergencia educativa’ porque estamos en un cambio de época, donde una cantidad de valores y certezas que estaban incólumes hoy se han venido por el suelo. Además se agrega lo contextual de nuestro país, la política debe revalorizar la vocación docente asignándoles salarios justos para tener mayor libertad de educar y no tener que estar corriendo de un lado para otro para poder ganarse el pan y brindar a los alumnos una educación de mayor calidad”.
“Argentina está viva, pero tiene cosas que corregir y sanar enfermedades, necesitamos una capacidad de diálogo y de encuentro entre las personas”, afirmó, y aseguró que “el desafío es construir juntos la casa común, incluyendo a todos, aún a aquellos que pueden pensar distinto, para que desde las diferencias encontrar puntos comunes”.
El prelado señaló que “no vivimos tiempos fáciles, pero el argentino siempre -aún en los momentos más difíciles- ha encontrado recursos para salir adelante, la esperanza es siempre lo que nos anima. No se está ni tan bien ni tan mal, no es una situación catastrófica. El gobierno anterior dejó un 29% de pobres y éste lo aumentó, ahora bajó un poco, ni uno ni otro está pudiendo... ¿Por qué no se sientan en una mesa después de las elecciones y buscan caminos, entendiendo que los problemas no son tan fáciles de resolver? ¿Por qué no somos más inteligentes y nos ponemos juntos a buscar algunas metas para ir venciendo la pobreza, que es una deuda que tenemos, y se resuelve con educación y trabajo digno?”, planteó.
Durante la segunda jornada de misión, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, se reunió con dirigentes sociales, referentes del ámbito del trabajo, la empresa, la cultura y la política. La charla se llevó a cabo en el SUM del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región.
"Salimos los obispos a concretar una misión. Para nosotros los cristianos la misión es lo propio. La Iglesia existe para misionar, o sea que no es algo ajeno, sino que es el núcleo de la Iglesia. Una Iglesia que no sea misionera es una Iglesia que está faltando a su identidad. En esto mucho he insistido, desde hace tiempo", manifestó monseñor Arancedo.
El arzobispo consideró que el gran desafío de los argentinos hoy “es salir a encontrarnos. Lo necesitamos".
"Yo diría que la Iglesia los mira con mucho respeto, con mucha esperanza", dijo Arancedo a los dirigentes gremiales presentes. "No hay futuro posible sin una clase dirigente. La anarquía no tiene futuro. El dirigente es el que sabe integrar una serie de realidades, tiene raíces pero es profeta. No se queda añorando un pasado y se escapa al futuro, vive abierto, dinámico. El país necesita profetas".
Para la Iglesia "el camino es el hombre, por eso hablamos siempre del desarrollo integral del hombre como ser espiritual y social. Es más que un mero crecimiento económico. Esto implica reconocer la dignidad de la persona humana en su totalidad", remarcó.+
Publicar un comentario