Trata de personas: La diócesis de Río Gallegos abogó por una sociedad sin esclavos ni excluidos
Tras describir la situación de este delito en el territorio diocesano, donde en el último año se allanaron numerosos lugares de explotación sexual, bregaron por “la abolición del sistema prostituyente” y enumeraron lo que esto implica:
- Políticas públicas que restituyan derechos y permitan librarse a las víctimas de la explotación sexual y de la prostitución.
- La persecución penal efectiva contra los tratantes, proxenetas y sus cómplices en todos los niveles del Estado.
- El desmantelamiento de las redes de trata y prostitución.
- El cumplimiento de las leyes de trata de personas en los distintos niveles del estado y de la prohibición de los avisos en medios de comunicación que promueven la prostitución.
- La asistencia integral a la víctima y además brindar refugios de contención que permitan su protección integral.
- Sancionar y responsabilizar a los prostituyentes (“clientes”) por ser parte del negocio de la explotación sexual.
El prelado y el equipo diocesano hicieron suyas las palabras del papa Francisco al referirse a las víctimas de la trata de personas, y al hacer un llamado a los jueces, magistrados y a la sociedad toda, cuando expresó que “están llamados hoy más que nunca a poner gran atención en las necesidades de las víctimas. Son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad y por ellas se debe perseguir sin cuartel a los traficantes y ‘carníferos’”.
“No vale el viejo adagio: son cosas que existen desde que el mundo es mundo… Sabemos cuán importante es que cada víctima se anime a hablar de su ser víctima como un pasado que superó valientemente siendo ahora un sobreviviente o, mejor dicho, una persona con calidad de vida, con dignidad recuperada y libertad asumida”, sostuvieron citando al pontífice, y agregaron: “Es duro el trabajo, no termina con la sentencia sino después, procurando que haya un acompañamiento, un crecimiento, una reinserción, una rehabilitación de la víctima”.
Por último, monseñor D’Annibale y el Equipo Diocesano de Pastoral Diocesano afirmaron que “la trata de personas en todas sus formas, y en particular el tráfico para fines de explotación sexual y prostitución, debe ser declarada crimen de lesa humanidad”, y reclamaron que “los traficantes deben ser llevados a juicio en el marco de leyes nacionales e internacionales claras, con el decomiso de aquellas ganancias que sean producto de su actividad ilegal y las víctimas deben ser indemnizadas por todos los daños sufridos”.
“Acompañamos con nuestra ferviente oración, implorando a Dios que derrame bendiciones sobre las víctimas y despierte en forma urgente la conciencia de cambio en la sociedad”, concluyeron.+
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