Mons. Buenanueva: “En el centro del Credo habita una mujer”
“En el centro del Credo habita una mujer”, comienza la columna publicada en el periódico local “La Voz de San Justo”. Esta “no es una idea abstracta o un ideal romántico”, explica el obispo, “sino una mujer de carne y hueso”, y afirma que “los cristianos no podemos prescindir de esta mujer.Si la encarnación es irreversible, su maternidad también lo es”, asegura.
“Sus rasgos emergen en los Evangelios. Casi no pronuncia palabra, aunque sus silencios valen por mil discursos. Reléanse, si no, los relatos en que aparece. La pasión y muerte de Jesús, por ejemplo. Y preguntémonos: ¿Por qué no podemos dejar de contemplarla, especialmente si calla y casi no hace nada, solo mirar y repasar en sus entrañas lo que vive tan intensamente?”, expresa el prelado, en referencia a la Madre de Jesús.
Monseñor Buenanueva considera que esa mujer “tiene cuerpo, sentimientos e historia”, y el nombre más evocado e invocado después del de Jesús: María de Nazaret.
“Inspirándonos precisamente en los evangelios, los cristianos la llamamos: “Madre de Dios”, sostiene el prelado y se pregunta si no es demasiado. “Este atrevido realismo es, en verdad, un eco pálido de la osadía del mismo Dios que, como canta la liturgia, ‘no desdeñó el seno de una virgen’ para salvar al hombre”, afirma.
“Siempre ha costado aceptar que el Verbo de Dios haya nacido de una mujer y realmente haya experimentado la muerte”, continúa el pastor de San Francsico, porque “este Dios tan sublime no podía mezclarse con el barro de la condición humana”.
La fe cristiana, en cambio, “va en la dirección opuesta”, explica monseñor Buenanueva. “Cuando esa mujer ha dado su consentimiento al plan de Dios, ha comenzado a crecer en ella, y para siempre, la más inaudita comunión entre Creador y creatura”.
“En la humanidad femenina de María, el Espíritu creador de Dios ha realizado una obra admirable. Ha puesto en marcha una nueva creación que comienza a crecer en el vientre de esta joven mujer”, advierte.
“Jesús, el Hijo de Dios, nació de ella. Ella es su madre, y Él realmente hijo suyo”, relata el prelado, y reconoce que “aquí, el hijo de María es el Hijo de Dios hecho hombre. Revolucionó la vida de su joven madre para transfigurar el camino de toda la humanidad” con la meta final de la resurrección.
“Confesar que Jesús ‘nació de Santa María Virgen’ es poner palabras a esa maravillosa experiencia”, añade el obispo, porque “nos habla del Dios amor que busca hacerse compañero de camino del hombre para salvarlo. Nos habla de esa mujer que, confiando y amando, le hizo espacio en su alma y en su cuerpo. Y, por eso, nos habla de la dignidad de toda mujer y de las posibilidades de la humanidad, tal como solo Dios puede potenciarlas”, concluye.+
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