En ese marco, se destacó la tarea que realizan hospitales, sanatorios e institutos; el Colegio Médico, los farmacéuticos, odontólogos, kinesiólogos, anestesistas, psicólogos, bioquímicos, entre otros. También la tarea del PAMI, OSEP, SAME, ECA y EMI; la Pastoral de la Salud, la Pastoral de las Adiciones y el Servicio Sacerdotal de Urgencia.
“La Palabra de Dios que acabamos de escuchar nos ayuda a asumir las oscuras jornadas en las que nos sumieron la epidemia del dengue y la pandemia del Covid 19”, expresó en la homilía.
Monseñor Urbanc se refirió luego al fragmento leído de los Hechos de los Apóstoles y al Salmo 2, señalando que este último refleja “la prepotencia de los poderosos y de los gobernantes, que creen que el mundo está en sus manos, y que incluso Dios tiene que someterse a sus planes”.
“Lo que estamos viviendo en medio de la pandemia nos hace ver que el futuro no está garantizado, que no somos omnipotentes, que nuestros proyectos, programaciones, rutinas, etc., se han escapado de nuestras manos y que nuestra finitud ha quedado al desnudo, a flor de piel”, observó.
“Los apóstoles viven esta situación de persecución sin miedo ni agobio. ¿Cuál era su situación cuando arrestaron y crucificaron a Jesús? La diferencia la marca el haber recibido al Espíritu Santo, que les dio la gracia de la parresía, es decir, total libertad interior y mucha paz frente a los contratiempos de la vida y del ministerio”, graficó.
En otro momento de su predicación, monseñor Urbanc sostuvo: “Muchos de nosotros nos sentimos como en una larga noche. Necesitamos una luz que alumbre nuestras preguntas, nuestros miedos, nuestras incertidumbres. Nicodemo trae consigo muchas dudas, pero busca la respuesta. Y la encuentra. No de la forma que la buscaba, en un Mesías poderoso, que todo puede solucionar como por arte de magia, sino en el Hijo del hombre elevado en la Cruz, prueba suprema del amor del Padre hacia la humanidad”.
“Jesús, con mucha paciencia, le irá haciendo ver a Nicodemo que para entender esto es necesario nacer de lo alto, o sea, aceptar la vida como don, y que no podemos disponer de ella a nuestro antojo”, agregó.
Monseñor Urbanc elevó luego una plegaria: “Querida Madre del Valle, consíguenos la gracia de tener la convicción de que necesitamos nacer de nuevo a la luz y por la fuerza del misterio pascual que estamos celebrando. Que no andemos poniendo excusas para demorar o esquivar el cambio necesario que debe darse en nuestras precarias vidas”.
“Te pido, Madre de los enfermos, que asistas a cuantos yacen en el lecho del dolor, que fortalezcas a quienes los cuidan y que insufles en el corazón de médicos, enfermeros y enfermeras tus mismos sentimientos maternales para con el hermano o hermana que sufre en el cuerpo o en el espíritu”, concluyó.
Hacia el final de la celebración eucarística, los sacerdotes desde el templo y los fieles desde sus hogares, en comunión, rezaron la Oración de Año Mariano Nacional y alabaron a la Madre Morena con el canto.
Después de la bendición final, impartida por monseñor Urbanc, se compartió un video de la Pastoral de la Salud, como homenaje a la Patrona de Catamarca.
La jornada cerró con la lectio divina, espacio para el encuentro con Dios a través de su Palabra, que estuvo a cargo del presbítero Oscar Tapia, delegado episcopal de la Animación Bíblica de la Pastoral.
Más información: http://tiny.cc/FacebookCatedral, http://tiny.cc/FacebookObispado o en la página www.morenitadelvalle.com.ar.+
Publicar un comentario