“¡Qué triste la imagen de una fe que no se la puede ver en el testimonio de la caridad!”
El prelado consideró que “la parábola del hijo pródigo en el capítulo 15 de san Lucas, nos puede ayudar a comprender con sus ricas imágenes el alcance del amor misericordioso de Dios”, pero aseguró que “lo importante es no quedarnos como espectadores de algo admirable pero inalcanzable, sino descubrirnos como destinatarios de una palabra que busca mi corazón para transformarlo”.
“El Evangelio no es una utopía, es en la persona de un Jesucristo vivo en nosotros, una realidad que el mundo espera y necesita”, subrayó en su reflexión semanal.
Monseñor Arancedo señaló que en este Año Jubilar, junto a las indulgencias que la Iglesia otorga en la visita a los lugares establecidos, el Papa llama a “vivir el don de la fe en el marco de la caridad” y exclamó: “¡Qué triste la imagen de una fe que no se la puede ver en el testimonio de la caridad!”
“Instruir, aconsejar, consolar confortar, son obras espirituales de misericordia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Les recomiendo acercarse a sus iglesias y capillas para interiorizarse y vivir este Año de gracia del Jubileo de la Misericordia”, concluyó.+
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