“La carta de amor de Dios”, reflexión de Mons. Han Lim Moon
Una Palabra que da fruto
Monseñor Han Lim Moon reflexionó sobre la parábola del sembrador, en la que “Jesús explica que, en algunos casos, la Palabra de Dios no da fruto, no porque no tiene fuerza, sino por nuestra condición”.
“Jesús habla de cuatro casos diferentes y yo agregaría uno: las personas que están tan concentradas en sí mismas, en su propio proyecto, que no les interesan otros proyectos y, la Palabra de Dios, mucho menos”, señaló el obispo. Es como si esa persona llevara “un impermeable, un paraguas muy grande y, evidentemente, la Palabra de Dios no puede caer en su terreno, por eso no da fruto”, añadió.
“El primer caso que habla Jesús que no da fruto es que hay personas que escuchan la Palabra de Dios por un oído pero sale por el otro. Otras personas escuchan la Palabra de Dios con gusto pero tienen en su corazón poca profundidad, entonces, cuando hay viento, adversidades, etcétera, sucumben. La tercera clase son quienes escuchan la Palabra de Dios, pero las preocupaciones de este mundo y el placer la ahogan. En cambio, hay personas que son como la tierra fértil, que dan mucho fruto, treinta, sesenta, cien veces”, describió.
La Palabra que da alegría
Para que la Palabra de Jesús, que te dice “te amo”, tenga fruto de alegría y vida en el corazón, el prelado sugirió: “Primero, que encuentres una imagen de Jesús o un crucifijo que te despierte la devoción, puede ser una linda estampa también. Y consigue una Biblia, que es la carta de amor de Jesús por vos”. El obispo animó a “tenerla en el pecho antes de leerla, mirar a Jesús delante tuyo”. “Tené su carta en tu pecho y, cuando te produce un amor especial, una comunicación con Él, leé la Palabra de Dios. Leé un pedacito, pero tres veces”, indicó.
“Cuando lo leés, vas a ver que hay partes que te llaman la atención, entonces anotá en un cuaderno con fecha tres o cuatro frases o palabras, e inmediatamente ponete de rodillas delante de la imagen de Jesús y preguntale: ‘Señor, ¿qué quiere decir esto para mí?’”, invitó. “Muchas veces el Señor te dice cuál es su voluntad. Anotalo y preguntale cómo se realiza y cuándo se puede poner en práctica”, dijo y reconoció: “Pero hay veces que el Señor no te lo dice tan rápido”. En esos casos, “escogé una frase, ponela en tu corazón y meditala a lo largo del día”, enseñó.
“Todas las personas necesitamos comer y así es también con la Palabra de Dios”, manifestó. “Uno tiene que ‘comer’ la Palabra de Dios quince minutos, una vez por día. Y, haciéndolo así durante dos o tres meses, vas a experimentar que en tu corazón brota la vida, brota la alegría, el consuelo, la luz”, afirmó.
Finalmente, el obispo expresó que “la esencia del cristianismo” es “escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica”. +
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