El arzobispo presentó el lunes el documento pontificio sobre el cuidado de la casa común en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El encuentro de reflexión comenzó con palabras del doctor Alberto Barbieri, rector de la UBA. Luego disertó monseñor Fernández, quien estuvo acompañado por el doctor Carlos Leyba, profesor consulto de la UBA, y el licenciado Roberto Pons, profesor honorario de la UBA. Como moderador actuó el doctor César Humberto Albornoz, decano de la Facultad de Ciencias Económicas.
Monseñor Fernández dijo que una primera clave es el convencimiento de que “cada ser de este universo tiene algún sentido, algún significado, alguna utilidad y algún mensaje que comunicarnos” y consideró que la segunda “es una ampliación de la primera”, es una invitación a “una visión amplia de la realidad, a una ecología integral que incorpore de manera interdisciplinaria los múltiples aspectos de la problemática”.
El prelado precisó que la tercera clave es “una invitación a revisar nuestro estilo de vida, que tiene mucho que ver con lo que le pasa al ambiente” y aseguró que la cuarta es una denuncia del pontífice contra “cualquier forma de poder que se erija por encima de la realidad y pretenda construirla a su antojo y según sus necesidades”.
Monseñor Fernández destacó que la quinta clave es la exhortación que hace el Papa a entender que “los planteos sobre el ambiente están estrechamente conectados con las reivindicaciones sociales de los pobres y de los países menos desarrollados, de manera que la cuestión ambiental se sitúa en el marco del reconocimiento del otro. Interesan no sólo las relaciones con el ambiente, sino al mismo tiempo las relaciones entre nosotros”.
“Una lectura atenta permite reconocer que estas cinco claves también están íntimamente conectadas entre sí, condicionándose mutuamente: el estilo de vida consumista y ansioso termina consintiendo la lógica de poder que promueve el consumo desenfrenado”, subrayó.
“Dentro de esa lógica no tiene importancia ni el valor propio de cada ser ni la relación que existe entre las creaturas, y los más frágiles son sutilmente relegados. Creo que esta estructura interna de la encíclica es su mejor aporte, más allá de las particulares cuestiones científicas que puedan ser objeto de discusión”, concluyó.+
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