Tras unas palabras de bienvenida del obispo encargado de la vida religiosa, monseñor John Baptist Kaggwa, y de los testimonios de un sacerdote y de una religiosa. El Santo Padre se dirigió a los presentes improvisando un discurso en español alentando a los consagrados a mantener siempre viva la memoria, la fidelidad y la oración.
Francisco comenzó invitando a los presentes a pedir “la gracia de la memoria”. Recordando que la sangre de los católicos ugandeses está mezclada con la sangre de los mártires, el Papa les pidió que “no pierdan la memoria de esta semilla para que así siga creciendo”.
Asimismo les advirtió que “el enemigo más peligroso de la memoria es acostumbrarse a heredar los bienes de los mayores”. La Iglesia en Uganda, -observó- no puede acostumbrarse nunca al recuerdo lejano de sus mártires. “Mártir significa testigo. La Iglesia en Uganda para ser fiel a esa memoria tiene que seguir siendo testigo”, dijo y precisó que “las glorias pasadas fueron el principio, pero ustedes tienen que hacer la gloria futura”.
La segunda palabra sobre la que reflexionó Francisco fue la fidelidad. “Fidelidad a la memoria, fidelidad a la propia vocación. Fidelidad al celo apostólico”. Fidelidad -explicó- significa seguir el camino de la santidad. Al respecto indicó que fidelidad también “significa ofrecerse al obispo para ir a otra diócesis que necesita misioneros”. Asimismo recordó que “fidelidad significa perseverancia en la vocación”.
El Papa recordó que Uganda está regada con sangre de mártires, de testigos. “Hoy es necesario seguir regándola y para eso, nuevos desafíos, nuevos testimonios, nuevas misiones", señaló. Si no "van a perder la gran riqueza que tienen”. Y la perla de África -dijo el Papa- terminará guardada en un museo.
Finalmente, el Santo Padre destacó que “memoria significa fidelidad y fidelidad que solamente es posible con la oración”. Por eso, advirtió que si un religioso, una religiosa, un sacerdote, deja de rezar o reza poco porque dice que tiene mucho trabajo, ya empezó a perder la memoria. Y ya empezó a perder la fidelidad.
La oración –señaló- que significa también humillación. "La humillación de ir con regularidad al confesor a decir los propios pecados”. Al respecto, el Santo Padre indicó que no se puede renguear de las dos piernas y subrayó que “los religiosos, las religiosas y los sacerdotes no podemos llevar doble vida. Si eres pecador pide perdón. Pero no mantengas escondido lo que Dios no quiere. No mantengas escondida la falta de fidelidad”.
Con esas tres columnas, concluyó el Pontífice, la perla del África seguirá siendo perla y no solo una palabra. Que los mártires que dieron fuerza a esta Iglesia nos ayuden a seguir adelante en la memoria, en la fidelidad y en la oración.
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