La coordinadora zonal del Movimiento Juvenil Diocesano, quien convocó y preparó los detalles de la Marcha, se mostró “más que satisfecha” con el desempeño de esta nueva edición de la tradicional peregrinación. La referente manifestó ver “con gran alegría cómo María convoca como Madre a todos: niños, jóvenes, familias enteras y hasta personas mayores que realizan la caminata con gran esfuerzo, dando un gran testimonio de fe.”
Ya pasadas las 15, el párroco Mario Fernández dio la bendición y destacó en unas breves palabras el sentido del peregrinar. A continuación, la nutrida concurrencia avanzó por la avenida 74 para encontrarse en pocos minutos en la imagen de la Virgen de Luján que estaba en la terminal de micros. Luego, cruzaron el río Quequén y atravesaron el puente colgante Hipólito Yrigoyen.
Cada tramo de la marcha, dividida entre diferentes paradas, fue preparado por los grupos juveniles de las diversas parroquias de la zona, comenzando por Santa Teresita y siguiendo por Santa María del Carmen, quienes reflexionaron e invitaron a rezar por las personas que padecen diversas adicciones. Durante la marcha, sacerdotes confesaron casi ininterrumpidamente desde el comienzo hasta el final. Así, entre animados cánticos, con aplausos y manifestaciones de alegría ante quienes circulaban por la ciudad, recorrió la ciudad de Quequén pasando por la capilla Nuestra Señora de Luján, el colegio Divino Maestro y el Hogar Stella Maris. En cada una de esas paradas, además de descansar, se sumaron aún más personas a la marcha, que en algunos tramos alcanzó varias cuadras.
Ya bordeando el mar, y en el tramo organizado por los jóvenes de la parroquia Nuestra
Señora de Lourdes, la marcha se detuvo en un peñón donde hay una imagen de la Virgen y los fieles pudieron acercarse al micrófono para expresar en voz alta sus intenciones y así todos rezar por ellas a la Virgen María.
Después, entre los médanos y el mar, animados por rezos y cantos, se dirigieron hacia la gruta de la Virgen de Lourdes en Costa Bonita, donde el sacerdote Juan Cruz Mennilli Caldararo, vicario de la parroquia del Carmen y asesor zonal del Movimiento Juvenil, presidió la Eucaristía, concelebrada por el presbítero Miguel López, párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Merced, de Quequén.
El presbítero Juan Cruz Mennilli, quien realizó por primera vez esta marcha ya que es oriundo de Mar del Plata, donde se realiza la Marcha de la Esperanza, en su homilía destacó: “Venimos a que María nos mire, lo necesitamos; queremos su mirada de Madre para que nos ayude a mirar como ella, que nos mira con amor a todos sus hijos, para sentirnos y sabernos hermanos de todos, sobre todo de los marginados, de los encarcelados y de los que tienen diversas necesidades”.+
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