Mons. Conejero: Reconocer los pecados, meditar la Palabra y abrir las puertas a los pobres

Mons. Conejero: Reconocer los pecados, meditar la Palabra y abrir las puertas a los pobres

Formosa (AICA): El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó que el tiempo de Cuaresma es “verdaderamente un don de Dios”, por lo que invitó a aprovechar este período cuaresmal mediante tres consignas: reconocimiento sincero de los pecados, meditar la vida y Palabra de Jesús, y abrir “las puertas, de par en par, a los pobres.
El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó que el tiempo de Cuaresma, que se inició el primer día de marzo, Miércoles de Ceniza, es “verdaderamente un don de Dios, un bien inmenso que la Iglesia nos regala para volver a Dios, a nosotros mismos y a nuestros hermanos más pobres y afligidos. Comprobamos cómo, una vez más, el Espíritu Santo sale a nuestro encuentro mientras peregrinamos por el camino de nuestra salvación”.

“Decir Cuaresma evoca en nuestro interior el camino hacia la Pascua y las experiencias del Pueblo de Dios y de Jesús en el desierto: silencio y serenidad, austeridad y privación voluntaria de lo superfluo, oración y compromiso de compartir con los pobres… y en la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia”, recordó en su editorial en el diario diocesano Peregrinamos.

“Nnos dice el papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma de este año 2017, titulado ‘La Palabra es un don. El otro es un don’, en el que comenta la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro, mensaje que aconsejamos leer y compartir en grupos y comunidades”, sugirió.

El prelado invitó a aprovecha “esta nueva oportunidad de gracia que nos brindan el Espíritu del Señor y la Iglesia durante el tiempo cuaresmal”, y enumeró qué se necesita:

* “En primer lugar, reconocer con humildad y sinceridad nuestros pecados, limpiar nuestro corazón de todo aquello que sabemos que desagrada a Dios, ofende nuestra dignidad de hijos suyos, y rompe la comunión con nuestros hermanos.

* “En segundo lugar, meditar la Vida y Palabra de Jesús, con más tiempo e intensidad; dejándonos guiar dócilmente por la fuerza del Espíritu que ilumina nuestra mente con la Palabra de Dios, por Él mismo inspirada; Palabra viva y eficaz, que nos conduce a la conversión de la Verdad y de la Vida eterna, la cual consiste, como el mismo Jesús nos dice, en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.

* “Por último, abrir nuestras puertas, de par en par, a los pobres para atender, en sus necesidades y sufrimientos, al mismo Cristo que ha querido identificarse con ellos, pues cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo. De este modo concretizaremos lo propio de este tiempo: el ayuno, la oración y la limosna”.+

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