Mons. Arancedo: "El perdón no es impunidad"
Monseñor Arancedo recordó que el Señor llama a perdonar sin límites, lo que “nos habla del inicio de una vida nueva, que sin negar el valor de la justicia en su justa proporcionalidad, nos abre un camino capaz de sanar heridas y reconstruir relaciones en base a la verdad y el amor, que son la fuente de una vida nueva del Evangelio de la gracia”. El perdón, sin negar el plano de la justicia, no se ata a él; la trasciende. “El perdón no es impunidad”, advirtió.
“El perdón es gracia, porque tiene su fuente en la Pascua de Cristo que ha reconciliado a Dios con el hombre y a los hombres entre sí”, aseguró, recordando en palabras de San Pablo, que “el que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo”.
Por ello, continuó, “el perdón no se puede imponer como una ley, sino que es una invitación a participar de esa vida nueva que tiene su fuente en Cristo y se nos comunica como gracia. No es posible vivir la exigencia del perdón, de la que nos habla el Evangelio, sino comenzamos por vivir la novedad de Jesucristo en nuestra vida. En este sentido debemos decir que el obrar cristiano sigue al ser cristiano”.
Para finalizar, el prelado destacó que “la conciencia de haber sido perdonado es la que nos debe llevar a perdonar”, ya que sin conciencia de haber sido perdonados, “es difícil comprender el Evangelio del perdón como gracia”, y de ese modo “nos seguimos moviendo en el plano correcto de la justicia, que tiene su valor pero su límite”.
“El perdón, como gracia, no depende de la ofensa sino de la presencia viva de Jesucristo, que nos abre al camino creativo de una vida nueva”, concluyó.+
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