P. Tom Uzhunnalil: “Dios estuvo siempre conmigo”
El padre Tom, que fuera secuestrado después de que asesinaran a cuatro religiosas y doce ancianos que se encontraban en el mismo centro de las Misioneras de la Caridad fue recibido el miércoles 13 de septiembre por el papa Francisco en el Vaticano.
El sacerdote comenzó recordando a las religiosas asesinadas y no pudo evitar llorar durante unos instantes también al ver entre los presentes a algunas hermanas de la Congregación. “Estoy contento de verlas. Mis condolencias a todas ellas”, dijo entre lágrimas. “Doy gracias a Dios por este día, porque me ha conservado bien, sano, con una mente clara”, añadió.
El sacerdote explicó que en los 18 meses de secuestro “estuve muy bien, nunca me apuntaron con un arma”. “Fui llevado en coche a varios sitios. No tuve miedo, allí no he llorado nunca. No he sido maltratado. Dios y Jesús estuvieron conmigo”.
El padre Tom contó que alguna vez tuvo acceso a la eucaristía puesto que los yihadistas se llevaron con ellos algunos objetos de la capilla, entre ellos el tabernáculo en el que se encentraba el Cuerpo de Cristo. “Desde el principio pensé que nada me podía suceder si Dios no lo quería. Ni un pelo de la cabeza cae sin su permiso. Estas palabras me vinieron a la mente y me dieron fuerzas”.
Ellos “me dijeron que tenían médicos y que me cuidarían”. Estaba “en un cuarto con una cama, me acompañaban a la toilette cuando necesitaba”. Los secuestradores le pidieron quién podría interesarse por él, si el obispo, el Papa, o algún otro. Después cambiaron de lugares en que lo retenían.
Sobre un video en el cual lo maltrataban, señaló que los mismos secuestradores le dijeron que no le haría mal, sino que era escenificación para suscitar interés por su liberación. Y reiteró: “No fui maltratado”.
“En el cuarto donde estaba encerrado celebraba la misa espiritualmente sin el pan y el vino y rezaba por el Papa, los obispos, sacerdotes, las misioneras muertas y también por mis captores”, aseguró.
El sacerdote recordó que para darse ánimo repetía las palabras de una canción en inglés, “un día por vez, dadme la gracia de vivir este día”.
El sacerdote repitió varias veces durante la rueda de prensa que “Dios ha estado conmigo, mucha gente ha estado rezando y el fruto de esto es que he permanecido bien y he estado todo ese tiempo sereno”.
La relación con sus captores no era mala e incluso revela que una vez le preguntaron por su edad. “‘¿Cuántos años tienes?’. Yo tenía 58 años. Me dijeron: ‘no te preocupes, vivirás hasta los 85’.
“El 18 de agosto celebré mi cumpleaños, el segundo en cautividad. Ahora tengo 59 años. Si preguntan qué hacía cada día les puedo decir que estaba en la habitación, podía hacer lo que quería”. Ocupaba también su tiempo, visto que es técnico electrónico, tratando de recordar los circuitos, o contando los segundos y para contabilizar los días, señaló, tomaba en cuenta las medicinas que iba tomando.
“Estoy como estoy hoy porque Dios me ha cuidado”, aseguró, y añadió: “Agradezco en nombre de Dios a quienes no me hicieron mal durante el secuestro y creo que fue debido a tantas personas que rezaban por mi”.
El sacerdote dijo que no sabe bien quién ha ayudado a su liberación, ni tampoco exactamente qué querían los yihadistas de él, pero sí dice conocer que el gobierno Indio, el Vaticano y el sultanato de Omán han sido quiénes lo han logrado”.
El último día de cautiverio le dieron ropa, le dijeron que lo iban a liberar y después de tres o cuatro horas en vehículo llegaron a una ruta asfaltada. Hicieron una parada larga y volvieron. Al día siguiente retornaron al mismo lugar, lo entregaron a otros y le dijeron que estaba libre.
Desde allí cruzó el desierto en auto, en Amán le controlaron y posteriormente le llevaron en helicóptero hasta la base de la cual regresó en avión.
Sobre su encuentro con el pontífice explicó que “no había estado nunca con el papa Francisco”. “Rezaba cada día por él. Yo estaba muy conmovido en el encuentro. Es el Vicario de Cristo. El Papa me besó las manos y me siento indigno. Me dijo que había rezado por mí. Los secuestradores me decían a veces: ‘el Papa dice que pronto serás liberado’, pero luego no sucedía nada, aunque así yo sabía que la Iglesia, que el mundo estaba preocupado por mí”.
Sobre su futuro asegura que después de hacerse más controles médicos y de obtener el pasaporte indio, regresará a casa con su familia y continuará de nuevo su vida como salesiano. “Soy sacerdote –concluyó– y mi vida en el futuro está a disposición de Dios”. +
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