Una multitud colmó la catedral Nuestra Señora del Carmen para participar de la celebración, que fue concelebrada por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig; el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez; el rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Víctor Manuel Fernández; el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP; el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera; el obispo emérito de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini; el obispo prelado de Deán Funes, monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen; el obispo de Villa María, monseñor Samuel Jofré Giraudo; el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Dante Gustavo Braida, y los obispos auxiliares de Córdoba, monseñor Ricardo Orlando Seirutti y monseñor Pedro Javier Torres, junto con un gran número de sacerdotes.
En su homilía, monseñor Olivera recordó el gozo experimentado al enterarse que sería monseñor Araya quien lo sucedería como pastor de Cruz del Eje, y afirmó que “en el obispo, circundado por sus presbíteros está presente en medio de ustedes, el mismo Señor Nuestro Jesucristo, sumo sacerdote”.
“Es Cristo de hecho que en el ministerio del obispo sigue predicando el Evangelio de la salvación y santificando a los creyentes mediante los sacramentos de la fe. Es Cristo que a través de la paternidad del obispo hace crecer nuevos miembros en su cuerpo que es la Iglesia.Es Cristo que en la sabiduría y prudencia del obispo guía el pueblo de Dios en la peregrinación terrena hasta la felicidad eterna”, añadió.
Dirigiéndose a la comunidad, el obispo castrense expresó: “Estoy seguro que reciben y acogen con alegría y gratitud a este hermano nuestro que nosotros obispos con la imposición de nuestras manos asociamos al colegio episcopal. Rindan a él el honor que se debe a los ministros de Cristo y a quienes dispensan los misterios de Dios, a quien le es confiado el testimonio del Evangelio y el ministerio del Espíritu para la santificación”, animó.
Para finalizar, encomendó el ministerio de monseñor Araya a los patronos de la diócesis: Nuestra Señora del Carmen, San José, y San José Gabriel del Rosario Brochero, “patrono del clero argentino, pastor de estas tierras, con verdadero olor a oveja y esclarecido por su celo misionero, su predicación evangélica y su vida pobre y entregada”, sin duda modelo y faro para tu servicio episcopal”, concluyó.
El nuevo obispo, por su parte, agradeció a todos los presentes por acompañarlo en este momento. “Vengo con un báculo que me sostiene: el báculo de la Palabra de Dios y la gracia de la Eucaristía”, afirmó.
“Me trae la alegría del Evangelio”, manifestó monseñor Araya, quien agradeció al papa Francisco por confiarle “la misión de cuidar estas ovejas”, para servir como pastor, junto con los sacerdotes y diáconos, y “para hacer eficaz la maternidad de la Iglesia, en medio de grietas y sierras, en el oeste de Córdoba”.
“Quiero y deseo buscarlos, acercarme, encontrarlos”, dijo el obispo a la comunidad, y le pidió a la Virgen del Carmen y a San José “ser una sola cosa con el Señor Jesús, el único Buen Pastor”, para poder “ser todo con todos ustedes”.+
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