El prelado reconoció “que, para algunos oídos prácticos y realistas, sugerir que sociedades tan complejas, plurales y apasionadas como la argentina cultiven esta forma de amistad, puedan tomar esta apelación, no digo con sorna, pero sí, al menos, con escepticismo”.
“Tal vez nos ayude precisar: la amistad no es lo mismo que mero compañerismo, mucho menos se identifica con el ser compinches. Es otra cosa”, advirtió, y detalló tres de sus rasgos distintivos: “Igualdad, reciprocidad y benevolencia”.
“La amistad social, como forma de convivencia entre los ciudadanos de una misma sociedad, supone que, en las relaciones sociales se den estos tres rasgos. Obviamente, con sus acentos particulares. No tienen el mismo grado de intensidad afectiva las amistades que enriquecen nuestra vida personal, que los vínculos sociales. Pero, algo de amistad tiene que haber entre los ciudadanos, a menos que consideremos que la ley fundamental de la vida social es el conflicto, la lucha de ‘nosotros’ contra ‘ellos’, etc.”, aseveró.
El obispo opinó que “las múltiples grietas que tenemos los argentinos como sociedad nos están invitando a cultivar con pasión virtudes preciosas pero arduas”.
“Necesitamos mucha energía espiritual para la edificación del bien común. A sabiendas incluso que de mucho de lo que hagamos no veremos los frutos, sino que los disfrutarán otros, más adelante”, sostuvo.
Gestos que apunten a la amistad social
Monseñor Buenanueva puntualizó cuál fue su intensión al publicar en las redes sociales, como lo hizo ayer, que le hubiera gustado que el presidente Mauricio Macri “al menos por esta vez, no se pusiera la camiseta de su partido triunfante, sino que dirigiera un mensaje a todos los argentinos, los que votaron su partido y los que no lo hicieron”.
“Es decir: un acto menos partidario y más superador, porque la investidura presidencial tiene eso: pone a quien ha recibido las insignias del poder (la banda y el bastón) ‘super partes’”, agregó.
El prelado aclaró: “Tampoco critico lo que se hizo como si se tratara de la violación de un dogma o un delito contra no sé qué. Creo que tenemos que acostumbrarnos a hablar con libertad, a sabiendas que la inmensa mayoría de temas sobre los que discutimos es altamente opinable y nadie tiene la verdad absoluta”.
“Solo pienso que la jornada democrática que hicimos entre todos –ganadores y perdedores, si queremos hablar así– era una buena ocasión para un gesto parecido. Pienso que necesitamos más mensajes de este calibre. A eso apunta la amistad social”, concluyó.+
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