Mons. Taussig alentó a los jóvenes a no postergar el sacramento matrimonial
En su homilía, monseñor Taussig se refirió a los jóvenes, y a la crisis en la vocación del matrimonio. Haciéndose eco de las conclusiones de los sínodos sobre la familia convocados por el papa Francisco, destacó este tema como una problemática: “Hoy nuestros jóvenes no se casan… y no llegan, sino luego de muchas vacilaciones y demoras, a la fiesta de su sacramento matrimonial. Tienen miedo, postergan la decisión, evaden la responsabilidad o el compromiso”, señaló.
El obispo se refirió a “La juventud, la fe y el discernimiento de las vocaciones”. Al preguntarse por qué los jóvenes no se casan, y viven en pareja mucho tiempo sin haber consolidado su unión sacramentalmente, mencionó tres respuestas que considera las más significativas.
Por un lado, la inestabilidad laboral y la inseguridad económica para el futuro, en un mundo tan globalizado, cambiante, imprevisible. Por otra parte, los fracasos de los mayores, muchas veces de los propios padres, que se casaron y luego se divorciaron, con peleas y sufrimientos que los hijos, hoy novios, cargaron sobre sus espaldas pagando “los platos rotos”, y en tercer lugar la desconfianza en uno mismo, en la propia capacidad de curar sus mismas infidelidades, sanar sus errores y asumir compromisos definitivos, para toda la vida, como es la responsabilidad de traer un hijo al mundo.
El prelado indicó que existe “mucho miedo, falta de compromiso, evasión de responsabilidades, temor al fracaso”, y animó a los jóvenes a “emprender la fascinante aventura de construir su felicidad formando una familia con toda solidez y plenitud”.
Monseñor Taussig destacó que el matrimonio es una vocación, que “formar una familia, realizar plenamente el amor que hace feliz a una pareja, no es sólo —ni principalmente, podemos agregar— algo que depende del hombre. Por el contrario, depende de Dios en primer lugar”.
“Dios se interesó desde siempre por nosotros, y se interesa por cada joven —varón y mujer— que están llamados a formar una familia”, afirmó el obispo, y aseguró que “antes de crearlos ya los soñó para una historia de amor compartida. Que antes de llamarlos a la vida ya tenía un ‘designio’, un plan, un proyecto para ambos, para que lo realizaran juntos, el uno para el otro y ambos para Dios”.
El prelado recordó también una frase de San Juan Pablo II, quien se refería a “la sublime convocación al amor” de los enamorados, de los novios y de todos los jóvenes que están llamados por Dios, desde la eternidad, a contribuir a su plan maravilloso de amor en la historia humana viviendo el sacramento del matrimonio.
Por último, insistió en que el matrimonio es una vocación: “Hay un verdadero llamado al matrimonio, una vocación dada por Dios a realizarse y lograr la felicidad personal y a cumplir su designio en el amor matrimonial”, y llamó a “construir sobre roca”: “La roca es la Palabra de Dios, es Dios mismo que nos habla y nos cuida con su Palabra”.
“Si en Él construimos la vida, el hogar, la ‘sublime convocación al matrimonio’, en el noviazgo primero y en la familia después, estemos seguros de que ningún huracán, ninguna tempestad, ningún terremoto, ningún enemigo exterior o ninguna debilidad o miseria interior podrá destruir el proyecto de amor de Dios que se plasma en el sacramento del matrimonio”, concluyó, pidiendo la intercesión de San Rafael. “A Él le encomendamos especialmente a nuestros jóvenes, a nuestros enamorados y novios, a nuestros matrimonios y a nuestras familias: “¡Que siempre construyan sobre roca, con plena confianza en la Palabra de Dios!”, deseó.
Asistieron a la celebración central el arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Fabriciano Sigampa; el arzobispo de San Juan, monseñor Jorge Lozano; el obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea; el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Dante Braida; el intendente de San Rafael, Emir Félix; el presidente del Concejo Deliberante, Ricardo Vergara; autoridades políticas de los tres poderes del ámbito departamental y provincial; autoridades escolares, fuerzas vivas, organizaciones no gubernamentales, sacerdotes, religiosos, autoridades del Consejo de Asuntos Económicos y del Consejo Pastoral de la diócesis de San Rafael, representantes de otras comunidades cristianas y de otros cultos, y demás fieles de la diócesis.+
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