La actividad se desarrolló en la tarde del sábado y consistió en una caminata desde el colegio Don Bosco hasta la catedral María Auxiliadora donde, finalizada la misa, se llevó a cabo un acto cultural.
El Congreso Misionero reunió por primera vez a cuatro obispos neuquinos que sucedieron a monseñor de Nevares: monseñor Marcelo Melani SDB, monseñor Agustín Radrizzani SDB, monseñor Virginio Bresanelli SCJ, y el obispo actual, monseñor Fernando Croxatto.
Bajo los conceptos “verdad”, “belleza” y “bondad”, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, leyó algunas memorias de Don Jaime: cartas a su hermana, a su madre, recuerdos compartidos, vivencias en la comunidad, y el ejemplo de entrega que dejó en la diócesis. El prelado concluyó su intervención compartiendo con los congresistas un llamado que aparece en la última grabación de De Nevares: “Tata Dios nos pide coraje, que no nos achiquemos, tenemos una doctrina que practicar, que predicar, que vivir. En la vida cotidiana nada extraordinario pero sí lo extraordinario de vivir hasta en los detalles la doctrina del amor”.
Monseñor Marcelo Melani, obispo emérito de Neuquén, por su parte, recordó que el lema episcopal de Don Jaime fue “El amor de Cristo nos empuja”, nos lleva afuera, no nos deja tranquilos. “Uno no puede ser misionero si no está totalmente enamorado de Cristo”, señaló el prelado, y recordó que Cristo transformó a Jaime.
Otra característica fue que Jaime vivió el amor con obras. “Era impresionante que muchísimas de sus homilías recorren sólo un mandamiento: el mandamiento del amor, constantemente”. Monseñor Melani recordó también que Jaime acompañó mucho a los grupos misioneros, para quienes hizo una especie de reglamento.
Jaime estaba convencido de que “la misión es tarea de todos”: Visitaba hasta a los más lejanos, que no podían llegar al templo, para que a todos llegara el amor de Cristo, destacó el obispo emérito.
El prelado recordó también la lucha de Don Jaime por los derechos de los trabajadores, y su compromiso con los Derechos Humanos. Junto con la figura de monseñor De Nevares, recordó en este punto a los obispos Novak, Ponce de León, Hesayne, quienes como Jaime, se comprometieron “sin miedo”, y no sólo de palabra, sino “con obras”.
Para finalizar, recordó que Jaime se comprometió a “no poner un solo peso en la catedral hasta que todas las familias de Neuquén tuvieran casa”, lo que suscitó un gran aplauso de los presentes. “Hoy, a 50 años, muchas familias de Neuquén aún no tienen casa, y la catedral sigue inconclusa”, concluyó.
La diócesis neuquina fue creada hace 56 años y Jaime De Nevares fue su referente histórico durante 30 años. Renunció en 1991 y falleció el 19 de mayo de 1995, dejando un importante legado en materia de derechos humanos.+
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